«El Geocaching puede convertirse en una gran forma de hacer turismo»

Raquel González participa de este juego internacional de búsqueda de tesoros, el cual tiene una gran comunidad en Mallorca

Raquel González sostiene el 'caché' que ha escondido en la Plaza de Toros | Foto: T.Ayuga

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Probablemente, la Plaza de Toros de Palma se trate de una de las zonas más transitadas de Ciutat. Su localización céntrica, su cercanía con colegios como Pío XII y la ingente cantidad de eventos que se celebran en el recinto ha hecho que todo palmesano, al menos una vez en su vida, haya pasado frente a la fachada del Coliseo Balear aunque sea solo de paso. Sin embargo, no es atrevido afirmar que la inmensa mayoría de transeúntes desconoce que la aparente abierta y despejada acera esconde un secreto escondido a simple vista, muy difícil de encontrar para el ojo común: un pequeño recipiente metálico con fotos antiguas del edificio junto a las firmas de las personas que han podido encontrar el objeto. Raquel González, la protagonista de esta historia, lo sabe muy bien, pues ha sido ella misma la que ha escondido este tesoro y muchos más alrededor de Mallorca. Y es que ella es una jugadora de Geocaching, un juego internacional de «búsqueda del tesoro» empleando las últimas tecnologías del GPS y la realidad aumentada a través de una aplicación móvil con una gran comunidad en la isla.

La historia de González en el juego, de hecho, ya supera los diez años de antigüedad. Según explica la geocacher, tal y como se definen los participantes del Geocaching, «todo empezó cuando mi hermano lo descubrió en uno de sus viajes. Quedó con unos amigos, le explicaron cómo funcionaba el juego y empezó a jugar. No tardó en comentármelo a mí y comenzamos a participar yo y mis padres». De hecho, González bromea que sin el Geocaching su familia no sería lo mismo, pues «mi hermano conoció a su mujer en la aplicación». En cuanto a su propia cuenta, se trata de un perfil compartido con su marido y sus dos hijos, y es que su propio nombre, OSMIRAGONORAN, se trata de una combinación de sus propios nombres: MI de Miquel, RA de Raquel, GON de Gonzalo, OS de Oscar, y por último Oran en honor de su peluche orangután que, de hecho, es una de sus señas de identidad dentro del juego: «Cada jugador tiene una mascota, ya sea una viva o un muñeco».

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Un 'caché' por dentro, el cual contiene un papel con la firma de las personas que lo han encontrado. Foto: Teresa Ayuga

La geocacher explica que, desde un inicio, esta aplicación, que tiene su origen en Estados Unidos, fue creada para que «los niños aprendieran a orientarse y a asimilar elementos de localización y coordenadas, como por ejemplo hacen los Boy Scouts en América». Sin embargo, poco a poco se fue convirtiendo en un gran juego de búsqueda del tesoro a nivel internacional, donde los jugadores encuentran y esconden cachés (nombre que reciben los objetos escondidos) que, por lo general, intentan explicar algo de sitio donde están o ponen en manifiesto elementos de la zona que pueden pasar desapercibidos para la mayoría de personas: «El geocaching no va del mero hecho de buscar objetos: es el afán de aprender algo nuevo y de transmitir o enseñar algo que puede estar oculto a simple vista. Hay una intencionalidad detrás».

El Geocaching, un juego con muchas reglas

A pesar de que, por fuera, el Geocaching parezca un pasatiempo tan sencillo como el mismo concepto de buscar y encontrar, lo cierto es que las modalidades y las opciones pueden ser tan diversas que para los jugadores nuevos puede llegar a ser abrumador. Así, por ejemplo, aparte de los cachés más básicos que consisten en un simple contenedor con una hoja de registro, están los multi-cachés, el cual incluye varias etapas en una búsqueda, el caché mystery, que incluyen puzles o acertijos para llegar al tesoro final, e incluso es posible crear cachés eventos que implica la participación de varios equipos de geocachers. De hecho, a principios de febrero González organizó una gran reunión de Geocachers en el bar Las Delicias de Mallorca, donde varios equipos recibieron unas instrucciones específicas para buscar un caché: «Cada equipo tiene su propia signo de identificación y firman su asistencia con un sello o un dibujo en el logbook. También vinieron personas de Inglaterra y Alemania».

Igualmente, cada caché viene adherido con un nivel de dificultad que va desde el 1 al 5 y, lo más importante, el nivel de terreno, baremado de la misma forma. Un nivel de terreno 1 indica que hasta una persona con silla de ruedas puede acceder al caché, pero el nivel más alto, es decir, el 5, significa que será necesario el uso de equipo o material profesional y especializado para poder alcanzarlo. «Yo no llego a niveles tan altos, pero sé de gente que va con un equipo de submarinismo para buscar cachés en la costa de Mallorca», explica González.

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Distintos tipos de caché, que pueden ir desde una caja metálica hasta una flor falsa. Foto: Teresa Ayuga

Por último, pero no menos importante, la geocacher ha hecho hincapié en las estrictas directrices que se deben seguir para esconder un caché propio: «No se puede poner en lugares que molesten, se debe revisar de vez en cuando y, dependiendo del caso, hay que marcar el horario en el cual se debe buscar. Igualmente no se debe enterrar los cachés, no dañar el mobiliario urbano o el entorno y seguir las normas locales». Además, González remarca que la acción no acaba con solo esconderlo, sino que se debe tener un monitoreo constante del mismo para asegurase que sigue en el mismo lugar en que se ha dejado: «Muchas veces pasa que lo retiran sin saber qué es, lo vandalizan o incluso una tormenta puede desplazarlo. Hay que asegurarse de que se puede encontrar».

El Geocaching en Mallorca

A pesar de que es imposible hacer un recuento total de cachés que se encuentran en la isla, el mapa de la aplicación infestado de iconos habla por sí solo: con cientos o incluso miles de tesoros, Mallorca es una auténtica mina de oro para las personas que practican el Geocaching. Así, por ejemplo, en el caso de González, según las estadísticas que se muestran en el área personal de cada usuario, el 2024 encontraron un total de 516 cachés, lo cual hace una media de 1,4 por día y de 43 por mes: «Cuando vamos de excursión o visitamos un sitio nuevo siempre abrimos la aplicación para ver si hay algún caché que no hemos encontrado. De hecho, algunos de ellos son encontrados en viajes que hemos hecho fuera de Mallorca. Aunque vivas en una zona concreta, puede jugar en todo el mundo». En ese sentido, la geocacher también ha relucido la actividad como una gran oportunidad de hacer turismo, pues esta actividad puede ayudar a descubrir elementos o lugares que pueden estar más ocultos o ser menos conocidos.

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Mapa de los 'cachés' escondidos en Mallorca. Foto: Teresa Ayuga

Además, tampoco ha querido desaprovechar para hacer gala de la gran y unida comunidad balear que se ha creado con el Geocaching, la cual puede datarse incluso de décadas de antigüedad: «Nos denominamos la comunidad del caché. Hemos creado un grupo porque algunos ya nos conocemos bastante. Hay gente que comenzó cuando sus hijos eran pequeños y ahora tendrán veintipico años». Y es que esta comunidad, tejida a lo largo de los años, es el punto de encuentro para que los jugadores de Mallorca puedan hablar entre ellos e incluso crear eventos que pueden tener un impacto positivo en la sociedad: «Hay un tipo de evento llamado Cache In Trash Out, que consiste en preservar zonas naturales, ya sea limpiando basura o plantando árboles. Alguna vez nos hemos reunido en costas y playas de la isla para eliminar residuos como parte del juego».

Sin embargo, a pesar del gran afán y dedicación que le dedican los jugadores baleares al juego, la mayoría de ellos prefiere mantener un perfil bajo y en raras ocasiones hablan del Geocaching con las personas que no participan: «Somos bastante reservados a la hora de revelarnos. Intentamos que todo quede entre nosotros porque si se conoce puede ir gente a vandalizar o destrozar los cachés». De todas formas, González remarca que, lejos de ahuyentar potenciales jugadores, son bastante abiertos a la hora de incluir a nuevas personas y anima la gente a que se zambulla por completo en lo que es, a día de hoy, el juego de búsqueda del tesoro más grande del mundo.