CATALINA MAYOL

«La clave del éxito fue hacer las cosas bien y no fallar al cliente»

La 'madona' del restaurante Béns d'Avall, Catalina Mayol, recuerda toda una vida en la hostelería tras ser homenajeada en la feria Horeca

Imagen de Catalina Mayol, la 'madona' de Béns d'Avall, este martes en la feria Horeca que se celebra en el Velòdrom Illes Balears de Palma. | J. Morey

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Catalina Mayol puede presumir de haber dejado un legado. El restaurante Béns d’Avall de Cala Deià y una familia que ha tomado el relevo generacional de la mano de su hijo Benet y su nieto Jaume. Todo mientras era testigo directo del cambio que ha experimentaba Mallorca, también en el mundo de la restauración. Mayol habla con Ultima Hora antes de recibir el premio de Horeca a toda su trayectoria.

¿Cómo se siente al recibir este premio a toda su carrera?
—Nunca me hubiera imaginado recibir un homenaje así con mi edad. Si montamos un restaurante no fue para conseguir premios, sino para mejorar. Me hace mucha ilusión.

Cuando mira atrás ¿qué balance saca del camino recorrido durante tantos años?
—Al principio fue duro porque era un merendero pero llegó un momento que lo cogí con gusto. Esto de la cocina es una pasión. A partir de ese momento fue fácil y estuve contenta porque poco tiempo después empezó a venir mucha gente. También fue bonito conseguirlo con mi marido y mis hijos: Benet en la cocina y mi otra hija ayudando a servir.

¿Qué fue lo más importante para hacerse un nombre y consagrarse en el sector?
—Hacer las cosas bien y no fallar al cliente. Estuve 30 años supervisando que todo lo que saliera bien y me gustó mucho. Nada más que hacer las cosas con el corazón.

¿Fue un reto pasar de la cocina tradicional a recetas más refinadas?
—Empecé haciendo tortillas, en- saladas y pambolis pero la gente empezó a pedir otras cosas. Como me gustaba, compré libros para aprender y fue bien.

¿Qué fue lo más duro de todos los años en Béns d’Avall?
—No saber al principio qué pasaría, pero luego disfruté de dirigirlo todo. El trabajo consistía en mucho más que cocina.

Me imagino que debe haber sido bonito que su hijo y su nieto hayan dado continuidad al proyecto...
—No puedo pedir nada más. Todo el esfuerzo que hice ha sido compensado por ellos. Al principio, Benet estaba detrás de la barra pero llegó un momento en el que fue a Francia a estudiar y allí aprendió de cocina. Un día le dije: si este tiene que llegar a ser tu restaurante, algún día debes saber cocinar. I fins ara. Ahora estoy muy contenta.

¿Cómo ha cambiado el mundo de la restauración?
—Mientras trabajábamos el mundo se ha vuelto muy distinto a como era antes. Es verdad que este sector ha pegado un ‘subidón’ pero se ha vuelto más duro que antes porque la presión es mayor. Antes no había tanto estrés para hacer las cosas bien.

¿Algo más que añadir?
—Si cocinas con amor, todo te sale bien. Si te gusta la cocina, es raro que algo que hagas no esté bueno.