Anteayer, regresando de hacer un trabajo en El Jonquet, al pasar por delante de la Peluquería Francisco de Paseo Mallorca, que está, como quién dice, a un tiro de piedra del diario, me encontré con Alberto, su hijo, que se había tomado un pequeño respiro en una mañana soleada y, según nos dijo, bastante ajetreada en cuanto a trabajo.
Francisco Segura, conocido por Francisco, fue peluquero de la reina Sofía, como muchos sabemos, y no porque él alardeara de ello allá a dónde fuera… ¡Ca!, todo lo contrario, puesto que era una persona muy discreta en cuanto a sus clientes, y ya no les cuento con determinados clientes, entre ellos doña Sofía, la reina emérita, a quién peinó durante muchos años, tantos que a veces se tenía que parar para recordar los principios de su relación profesional con ella. Pues bien, Alberto nos contó que está recopilando información sobre la vida profesional de su padre, sobre sus clientes, y muy especialmente de su clienta especial, la Reina, a la que siguió peinando, siendo ya emérita, hasta que murió, llevándose con él secretos que compartió con ella, y que nunca quiso contar. Por eso, Francisco ha pasado a formar parte del grupo de personas que más valen por lo que callan que por lo que cuentan.
Alberto nos muestra la foto en la que la Reina posa con su padre, Francisco.
Cobró siempre el servicio
Con Alberto, de la calle, pasamos al local, a la peluquería. En la escalera que lleva a la planta superior, nos recreamos con fotos de su padre con la Reina y el Rey, con los actuales Reyes, con las felicitaciones que desde la Casa Real les envían cada año estos y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía… ¡Qué se yo…! ¡Ah, bueno, si…! Está también la que aparece él al lado de doña Sofia, hecha momentos antes de que esta cogiera del brazo a su hijo, don Felipe, y entrara con él en La Almudena, en cuyo altar esperaría a la novia, Letizia, para casarse con ella.
Recuerdo que Francisco me mostró dicha foto en su día, le dije a Alberto. «Y no solo me la enseñó, sino que me explicó que tras peinar a doña Sofía, le colocó la peineta, y sobre ella, la mantilla, lo cual no es sencillo, puesto que la peineta, según me contó tu padre, debe de ser colocada de modo que quede fija, para cuando se le ponga por encima la mantilla que se mantenga en equilibrio, sin ceder ni a un lado ni a otro, ni tender a irse hacia atrás. Y a ella –me dijo– ni se le movió, y eso que la llevó durante muchos tiempo».
Condecoraciones que Francisco recibió a lo largo de su vida –algunas de manos del Rey–, que pueden verse en la peluquería que ahora regenta su hijo, Alberto.
Luego volvimos a lo de la discreción de su padre, «que ni siquiera en casa –comenta Alberto–, hablaba más de la cuenta, sino que era de lo más comedido, probablemente por eso la Reina quiso que fuera su peluquero».
Francisco con el rey Juan Carlos
Le preguntamos si su padre cobraba los servicios de peluquería que le hacía a la Reina, y… «Pues sí, desde el primero al último. La primera vez mi padre le dijo que no lo haría, pero en ese momento fue doña Sofía quien tomó la decisión: «Francisco, si no me cobras por tus servicios no te volveré a llamar»… Pues dichas las cosas así de claras, desde un principio, mi padre como era de esperar, accedió».
Y otra cosa más a tener en cuenta. Francisco no era únicamente el peluquero de la Reina durante sus vacaciones en Mallorca, «sino que lo era, estando en Mallorca, en Madrid, y en sus numerosos viajes oficiales al extranjero, ya que iba a dónde ella le llamara».
Le comenté que en una tarde de verano, anocheciendo ya, su padre me llamó para decirme que estaba peinando a la exreina de los griegos, Ana María, y que si me apetecía, que me pasara. Y me pasé, claro. A ambos les hice una foto en la misma puerta de la peluquería de Paseo Mallorca, foto que publiqué al día siguiente. Y en la despedida, apareció el exrey Constantino, a buscarla, quien, saludó al peluquero con la misma cordialidad que un amigo saluda a otro. Y es que no era la primera vez que se veían…
Peluquero de cabezas coronadas
Naturalmente, el haber sido peluquero de la reina Sofía, le dio pie a serlo de otras cabezas coronadas –he visto fotografías dedicadas de Farah Diba, de la reina de Suecia, incluso de la reina de los jordanos, con su marido Hussein, etc.–, puede que más de las que peinó el famoso peluquero francés, Alexandre. Sin embargo, a diferencia de otros, optó por la discreción. Alberto, según comenta, está recopilando noticias que tienen que ver con la vida de su padre como peluquero, «con lo cual me estoy sorprendiendo mucho, puesto que son numerosos los personajes conocidos que han pasado por sus manos. Y anécdotas, pues ¡muchísimas!».
«¿No será que estás indagando información de tu padre porque piensas escribir un libro sobre su vida?», le preguntamos. Alberto contesta que «de momento estoy recabando información, buscando en diarios, revistas y como no, en internet, con el fin de documentar su historia, pero disfrutando de hacerlo pausadamente, sin presión, cuando dispongo de ese momento de tranquilidad. ¿Qué es mucha la que encuentro y veo que da para un libro…? Pues igual lo escribo. Y si lo hago será porque estoy orgulloso de él, y para que se vea lo que llegó a ser a lo largo de su vida».
Pues aquí estamos para lo que necesites, porque si hurgamos en la memoria igual hasta podemos echarte una mano.
2 comentarios
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The crackerImposible para uno que es calvo.
Pues a mi Francisco me cortó el cabello ensu peluquería del corte inglés hace como 35 años y me drjo el pelo que parecía doña rogelia