Muchas veces las manías tienen que ver con la secuencia de números. | I.A.

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La Lotería de Navidad es una de las grandes protagonistas de las fiestas, de eso no hay ninguna duda. Con ilusión y ganas de ganar, mucha gente se anima a comprar un décimo con la esperanza de que les caiga el deseado Gordo de Navidad, que este año asciende a 4 millones de euros, es decir, a 400.00 mil euros por décimo. Y es que a pesar de que la suerte en este caso está basada en la aleatoriedad más absoluta que puede ofrecer la probabilidad matemática, mucha gente ice tener rituales o manías que, según ellos, atraen la suerte y aumentan las posibilidades de que les caiga un buen premio. En esta ocasión, hemos querido preguntar a nuestros lectores en redes sociales cuáles son sus trucos definitivos para realizar lo que a mucha gente le parecerá casi imposible: llevarse el premio más grande de todos.

La manía más repetida es, sin duda alguna, comprar el décimo poco antes de que cierren las loterías el último día antes del sorteo. En ese sentido, varias personas apuntan de que uno no debe buscar un número en concreto, sino coger un número al azar. «Yo compro siempre el último día en el puesto de al lado del Mercat de l’Olivar», señala una de las personas que ha participado en la encuesta, mientras que otra seña que, «a pesar de que nunca me ha funcionado, nunca se sabe».

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Al grupo de los que buscan números al azar el último día también ha surgido antagonistas que buscan justo lo contrario: buscar décimos concretos con secuencias concretas e ir a comprarlos con suficiente antelación para asegurarse de que quieren los números correctos. Dentro de este grupo destacan aquellos que buscan capicúas, es decir, secuencias que se pueden leer del mismo modo tanto desde el principio como el final, como 12121 o 32423. También hay aquellos que buscan números espejo, un término muy asociado a la numerología y que tiene connotaciones positivas en cuanto a la suerte. Estos números se caracterizan por tener ciertas secuencias repetidas, como 21212 o 34343.

Por último, también ha habido cierta representación que directamente no compra la lotería, sino que depositan su suerte en boletos que se encuentran por la calle o que les da un conocido a modo de regalo, tal como si fueran los hilos del destino los que les unieran con esta secuencia. «Desde que juego siempre me encuentro un décimo de esta manera», señala un lector.

De todas formas, independientemente de la fiabilidad de estas manías, son precisamente estos rituales los que generan parte de la magia de la Lotería de Navidad, y esta diversidad expresada por nuestros lectores no se trata de otra cosa que el reflejo de las miles de formas que existen para vivir este evento tan especial.