La terapeuta holística nos recibe en uno de sus centros colaboradores: la Associació Terra Blava de sa Pobla. | Teresa Ayuga

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Somos energía. Lo aseguran las antiguas escrituras del yoga. Afirman, a su vez, que cada hogar cuenta con su propia energía, y esta resulta imposible de limpiar, ya sea con detergente, agua o jabón. Es la que arrastramos de la calle... esa mala vibración que nos deja una pequeña discusión de tráfico, un día de perros en la oficina o un facturón del mecánico. Los pensamientos negativos que generamos «se quedan impregnados en las paredes de casa», asegura Luciana Gutiérrez, terapeuta holística del centro Alma Índigo 11-11, quien nos recibe en la Associació Terra Blava de sa Pobla.

La acumulación de energía negativa puede generar que una casa, lejos de ser un templo de descanso y sosiego, nos haga sentir incómodos y no nos permita reponernos correctamente. Desde esa perspectiva, en todas las culturas antiguas la limpieza energética del hogar es una costumbre fuertemente arraigada. De la India a Argentina –país de nacimiento de Luciana–; y de sa Pobla a Sebastopol, encontramos profundas y detalladas prácticas en sus antiguos libros sagrados que nos indican no solamente el ‘cómo’, sino también la importancia que tiene el ‘cuándo’ deben llevarse a cabo estas prácticas para que sean verdaderamente eficaces.

De ello se ocupa esta terapeuta holística que me recibe con una llamativa llave de Ankh tatuada en el antebrazo, una iconografía arraigada al antiguo Egipcio, símbolo de la dualidad entre vida y muerte, pues nos habla tanto de la existencia mortal como de la vida en el más allá. Una puerta entre dos mundos colindantes, aunque definitivamente separados.

Equilibrio

Con su labor, Luciana mantiene a raya el equilibrio de nuestra vivienda, allí donde es más necesario preservar un clima de armonía, pues es en este espacio donde van a interactuar la energía de quienes la habiten. Por tal motivo, valora como «sumamente positivo realizar una limpieza energética de tanto en cuando». Y ahora, antes de que los escépticos levanten la ceja, cabría matizar que, como asegura la propia Luciana, «no hay mucho misterio en lo que hago, somos energía y por ley física vamos a atraer otras energías positivas o negativas. Yo soy maestra de reiki desde hace muchos años, no hago rituales, parafernalias ni cosas raras, simplemente utilizo mis manos y los cuarzos para expandir energía positiva por la casa, es bastante simple».

A partir de aquí, podemos creerla o no hacerlo. Y tan respetable es una opción como la otra. Aunque Luciana ya nos advierte que «me van a atizar», consciente del desprecio que genera lo desconocido entre las mentes más cerradas. A ella no le importa, sigue a lo suyo, ayudando a la gente que requiere sus servicios. «Hago esto de forma vocacional, no puedo negar mi ayuda a quien la necesita». Antes de acabar, nos deja una reflexión: «Para habitar un hogar de forma sana y equilibrada es necesario limpiar lo que se ve y lo que no se ve...». Y es que cuando nuestro hogar está limpio y ordenado «te da paz y ganas de estar en él».