Pòrtol se vuelca un año más con su entierro de la sardina. | Julián Aguirre

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El pueblo de Pòrtol se vuelca una vez más, desde hace 31 años, con el Entierro de la Sardina. Los socios del Club de Gent Gran Es Turó, junto al grupo de jóvenes de Pòrtol, Enfangats, celebraron el tradicional acto que pone fin al Carnaval y da inicio a la cuaresma. Alrededor de 500 raciones de sardinas fritas, con un trozo de coca de verduras, otro de coca dulce y una bebida, esperaban, en la plaza de Pòrtol, a participantes y vecinos, que realizaron un recorrido por las calles del pueblo antes de que se lanzara a la hoguera la sardina, fabricada por el carpintero Felipe Capó. Encabezando la comitiva, seis dimonis de Esfangar, seguidos de unos 40 miembros de la banda de música de Marratxí, que preside Pep Salvá, quienes interpretaron diversas marchas de procesión. Tras la sardina, las monaguillas y el cura, además de las autoridades y las plañideras.

En el colegio Sagrat Cor de Palma, también se vivió un particular Entierro de la Sardina. Un acto en el que participaron los alumnos y docentes, dirigidos por el profesor de sexto de primaria Joan Guasp. La sardina, realizada en cartón y madera por los alumnos, fue paseada por las calles cercanas al centro, acompañada por dos dracs de Na Coca, uno de ellos hecho por el alumno Bruno Gaspar, y el otro por los estudiantes de sexto. No faltaron los cabezudos del colegio, ni el cura, ni las viudas llorando, los enterradores, o el alcalde, personajes caracterizados por los estudiantes, que entonaron la marcha fúnebre y habían estudiado durante dos semanas la historia de esta fiesta pagana.

Con la intención de no dejar perder este último acto de carnaval, un grupo de jóvenes lo organizaron en Felanitx. El Mercado Municipal se convirtió en el ‘templo’, donde a Doña Sardina se le ofició un solemne funeral con todos los honores. A las 19 horas, se abrió la capilla ardiente para que los vecinos le dieran el último adiós; la mayoría vestidos de negro, de riguroso duelo. A las 19.30 se ofició el funeral y después, en procesión, hizo su último paseo por las calles de la localidad. Mientras que en Manacor, el enlutado desfile se inició en la plaza del Convent junto a la Jaia Corema, a quien se le quitó la primera pierna. Por su parte, un nutrido grupo de vecinos también se congregó ayer por la tarde en s’Arracó, de riguroso luto, para cumplir con el tradicional acto que pone fin a las fiestas de carnaval.

En Inca la comitiva en duelo salió este martes por la tarde desde la plaza de la Llibertat. Acompañada por la Agrupació Musical Joventut Inca, realizó un recorrido por el centro hasta llegar a la plaza del Bestiar, donde comenzó un baile popular a cargo de Cofre Antic. La velada finalizó con el tradicional fogueró y la torrada de sardinas.