El padre Fernando Morán bendijo las piruletas junto a Miguel Ángel Pujol. | Pere Bota

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Sant Blai, obispo de Sabaste, abogado contra los males de garganta y patrón de los otorrinolaringólogos, fue celebrado este viernes en la iglesia de Sant Nicolau de Palma y en el colegio de Sant Francesc. En Mallorca, antiguamente, esta fiesta estaba muy arraigada y era costumbre por parte de la sociedad popular, asistir a la misa portando a bendecir los alimentos, que consistían en caramelos, regalices o grageas, para prevenir o aliviar las afecciones de garganta.

Asimismo, era un día en la que se impartía el aceite bendecido de Sant Blai, que se aplicaba en la garganta de los fieles. Esta piadosa actividad se mantiene en algunas iglesias de Palma, como es la de Sant Nicolau, donde el rector, Bernat Oliver, es partidario de que no se pierda. En este templo se bendijeron los alimentos una vez finalizadas las misas de la mañana y tarde, por el padre Manuel Candela.

Sant Francesc

La celebración de Sant Blai en el colegio de Sant Francesc de Palma congregó este viernes a todos los alumnos de Educación Infantil y de primero, segundo, tercero y cuarto de Primaria en el interior de la real basílica, debido a las bajas temperaturas y tratándose de escolares de corta edad. Dicha celebración, muy esperada en este centro, estuvo dirigida por el padre Fernando Morán TOR, quien se distingue por su buena sintonía con los más pequeños. En esta edición los pequeños escucharon unas palabras de bienvenida de padre Morán explicando quién era Sant Blai, a las que siguió el canto Jo vull ser Senyor, acompañados a la guitarra por Débora Ruiz.

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Representación del milagro de Sant Blai atribuido a una niña a la que se le atravesó una espina en la garganta.

A continuación, junto al presbiterio, hubo la representación del milagro de la extirpación de una espina atravesada en la garganta de una niña, con el que se reconoce mayormente al santo. En la misma intervinieron Miquel Ángel Pujol (Sant Blai obispo), Lola López (niña de la espina), Martina Gil (madre de la niña), Noa Couture (amiga de la niña) y Lucas Pellicer (médico). Siguió la bendición de las piruletas y de todos los presentes, además de la tradicional imposición del óleo, que impartió a los más pequeños.