Tratar el insomnio, los dolores de cabeza, la tos, el resfriado y las náuseas eran los grandes beneficios que promocionaban | Yeko Photo Studio

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Puede que la palabra talidomida no sea muy famosa y que apenas suene de oídas, pero la verdad es que este fármaco esconde miles de historias trágicas detrás. Para entender su significado hay que remontarse a la década de los cincuenta. El 1 de octubre de 1957 salió a la venta un nuevo ‘medicamento estrella’, desarrollado por la farmacéutica alemana Grünenthal, que cambiaría la vida de muchas personas. Tratar el insomnio, los dolores de cabeza, la tos, el resfriado y las náuseas eran los grandes beneficios que promocionaban. Por ese motivo, los médicos empezaron a recetarlo a las mujeres embarazadas que acudían por mareos, sin saber que este simple hecho marcaría el resto de la vida de sus fetos. En el caso de los hombres, la ingesta de la talidomida también perjudicaba al embrión, ya que se transmitía a través del esperma. Cuando las progenitoras tuvieron a sus hijos, muchos de ellos no sobrevivieron, y otros quedaron afectados para siempre por la focomelia, una mutación congénita. Algunos de los efectos más graves fueron la falta de extremidades, deformaciones en los brazos o piernas, sordera, ceguera o malformaciones internas.

Antes de su aprobación para el uso humano, la talidomida había sido testada durante dos años en monos, ratas y otros animales. Inofensivo y sin efectos secundarios, así fue como la empresa alemana describió el fármaco para su posterior venta. Sin embargo, a raíz de la tragedia que sufrieron muchas familias, algunos de los 50 países en los que se había distribuido comenzaron a prohibir o controlar su comercialización. No obstante, no fue hasta 1961 cuando se retiraron definitivamente del mercado todas las marcas que incluyeran talidomida en su composición, excepto en España que no ocurrió hasta 1962 a través de una orden ministerial.

«Sueño natural y despertar perfecto. Sedante hipnótico, sin toxicidad aguda y sin peligro de toxicomanía», así es como se anunciaba a los ciudadanos españoles la talidomida para su posterior consumo. El calmante, que se vendía bajo el nombre comercial ‘Softenón’, dejó unos 2.000 o 3.000 niños niños afectados, según la Asociación de Víctimas de la Talidomida de España, de los cuales la mayoría de ellos murieron prematuramente por afecciones cardíacas o cerebrales graves. En el mundo se calcula que nacieron más de 50.000 bebés con estas malformaciones, de los que sobrevivieron menos de 10.000.