El Drac de Na coca con los niños en la Plaça de Corte este sábado. | Miquel A. Canellas

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Las primeras fiestas de Sant Sebastià libres de restricciones desde la aparición del Covid-19 arrancaron este sábado, fieles a la tradición, con una concurrida plaza de Cort en la que las mascarillas brillaron por su ausencia, una estampa que en algún momento de la pandemia pensamos que no volveríamos a ver. Afortunadamente, todo pasa, mientras que las tradiciones permanecen y se perpetúan a lo largo del tiempo y las generaciones.

La fiesta comenzó media hora antes de medio día en la plaza de Porta Pintada, cuanto los músicos de la batucada 'Nam Sobrats', de la Escola Municipal de Música de Palma, arrancaron a tocar para recorrer, al son de la música y seguidos por una festiva comitiva de ciudadanos, la calle Sant Miquel en dirección a la plaza de Cort. A las doce del mediodía, la multitud congregada en Cort pudo escuchar el toque de tambor desde el balcón del Ayuntamiento y la 'glosa' que el maestro de ceremonias del acto, el 'glosador' Felip Munar, regaló a Ciutat y que podía leerse en un gran cartel sobre la fachada del Consistorio, bajo el título 'Palma és ciutat de festa'. Después, se llevó a cabo la tradicional 'ballada' de los 'Gegants de la Sala' al son de la 'colla de xeremiers' de la Escola de Música i Danses de Mallorca.

A continuación, llegó el momento de las infaltables 'gloses' improvisadas, interpretadas este año por cuatro mujeres de la Associació de Glosadors de Mallorca: Alícia Olivares, Maribel Servera, Maria Magdalena Amengual y Cati Eva Canyelles. Durante su actuación, los asistentes pudieron escuchar rimas como esta: «Ja hem vist ballar els Gegants, en Tomeu i Margalida, i ara noltros feim sa crida que és per tots els ciutadans. Hem vengut les glosadores a fer gloses genuines pels senyors i les senyores i sobre tot els nins i nines. Palma ha de sentir orgull per lo que que és i lo que fa, i venim a donar avui el sus a Sant Sebastià». Las 'gloses', como el resto del acto, fueron traducidas en directo por un ínterprete de lengua de signos. «Nos ha hecho mucha ilusión venir a 'glosar' a Palma, sobre todo en un acto tan importante como este. Es muy bueno para la 'glosa', ya que este canto popular improvisado está mucho más vivo en los pueblos. También es muy bueno normalizar las 'glosades' de mujeres en ocasiones como esta, y no solo en actos reivindicativos», señaló Olivares en declaraciones a Última Hora.

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Tras una encendida defensa de tradiciones y manifestaciones culturales populares mallorquinas como las 'gloses' o las 'rondaies', que, «a través de la palabra, expresan nuestra identidad ante el mundo», el conductor del acto dio paso al baile de 'Capgrossos', con coreografía de Catin Luna y acompañados por la Escola de Música i Danses de Mallorca y el Estol de Geganters, Sonadors i Balladors de Mallorca. No faltaron la 'Rateta', el 'Moix', 'Espardenyeta', 'Pere Poca Por' o la 'Fada Mariana', personajes sobre los que las 'glosadores' cantaron a continuación y sobre los que versó el 'pregonet' infantil de las fiestas, escrito por Caterina Valriu y leído por Munar, consistente en la narración de la historia de 'El Drac de na Coca i la flama de la festa'.

En este punto, tomaron la palabra el alcalde de Palma, José Hila, y la regidora de Participación Ciudadana, Clàudia Costas, que animaron a los ciudadanos a «llenar las calles y las plazas de fiesta y de alegría», en palabras de Hila, quien finalizó su discurso coreando junto a los asistentes «visca Sant Sebastià i visca Palma!». Llegó entonces el punto álgido de la jornada, con la salida del dragón, al ritmo de la Batucada Saravá, para ser alimentado por una multitud de niños con 'pebres de cirereta' de papel que el Ayuntamiento puso a disposición de los pequeños en un stand con tijeras y rotuladores para que los pequeños pudieran recortarlos y pintarlos.

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«Es la segunda vez que venimos. La primera fue el año pasado, cuando, a pesar de las restricciones, había prácticamente la misma gente que hoy», explica una de las asistentes, María Socías, acompañada de sus hijos y sobrinos. «Hemos venido porque es un acto muy enfocado a los niños, y les encanta. También es una manera de que vayan empapándose de nuestra historia y tradiciones», añade. «Nosotros venimos cada año. Nos interesa mucho más toda la parte tradicional de la fiesta que los conciertos y la juerga. Nos encanta que, a lo largo de la semana, nuestras hijas hayan aprendido en el cole todos los elementos de la fiesta», indica por su parte otra asistente, Cati Real. «Sant Sebastià y Sant Antoni son dos de las fiestas más ricas y profundamente mallorquinas que tenemos, y hay que apoyarlas, mantenerlas vivas y disfrutarlas», concluye.