Tras trece años con barba, el entrenador de boxeo Félix Soria se dejó el bigote, obra del barbero Gerald Le Lostec.

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Si a lo largo del mes, en mitad de sus paseos, ha alzado la vista y se ha topado con una inusual cantidad de frondosos y lustrosos bigotes, no debe preocuparse: ni ha viajado en el tiempo, ni han vuelto los símbolos de hombría del siglo pasado. La explicación es más sencilla. Desde el año 2007 en España, noviembre no es simplemente el undécimo mes del calendario; es el mes en que los hombres dejan crecer sus mostachos para unirse al movimiento ‘Movember’ –contracción de los vocablos anglosajones moustache y november–, un evento anual que pretende visibilizar y concienciar a la población sobre los principales problemas de salud masculinos, como son el cáncer de próstata, de testículo, la depresión o el suicidio.

Pero este movimiento no solo visibiliza, sino que, a través de la Movember Foundation, en la que participan más de una veintena de países, se recaudan fondos para colaborar con las instituciones dedicadas a la lucha e investigación sobre estos problemas de salud que afectan a los hombres. Una de las claves del éxito del movimiento son las acciones locales, impulsadas por individuos o pequeños grupos que engrandecen y popularizan la iniciativa. Al estilo de Dalí, mosqueteros, húngaros, revolucionarios, sesenteros, imperiales, ingleses o libres, en la palmesana La Barbería Haircuts & Wines han perfilado durante este mes toda clase de bigotes. Por cada arreglo, han donado un quince por ciento a la fundación.

«A partir de cierta edad los hombres debemos visitar al urólogo, y no hay que dejarlo pasar. Ves más bigotes por la calle, funcionan como recordatorio. Además, Movember se centra también en la salud mental masculina: parece que a los hombres, por esa idea de la masculinidad, nos cuesta más abrirnos, hablar sobre nuestros problemas o recibir la ayuda de un especialista. Todo se traduce en una mayor tasa de suicidio masculina», afirma Moisés Rozalén, propietario de la barbería, que se sumó al movimiento desde que abriese sus puertas en 2014.

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El barbero afirma que unos treinta bigotes han pasado este mes por sus navajas, «todavía falta un poco de concienciación. Los jóvenes son los que más se atreven con los cambios de imagen. Incluso hay quien se ve bien y acaba dejándoselo todo el año». Hoy es el último día del mes y esta mañana todavía había quien se acercaba a la barbería para dejarse el bigote o repasárselo. «Cuando me vea la gente, va a flipar», exclamaba el entrenador de boxeo Félix Soria, tras mirarse en el espejo y ver que la barba que ha lucido durante trece años se había reducido a un mostacho a lo Tom Selleck. «Es un movimiento muy interesante, no hay otro motivo por el que me habría quitado la barba. Moisés me lo propuso y no pude decir que no», dice Félix que, junto al barbero y otro pupilo, donaron 150 euros. Los bigotes no son tan comunes como antaño y Moisés, quien se lo deja en noviembre, afirma que son habituales las miradas indiscretas, sobre todo entre los pequeños, que sonríen extrañados por los bozos y cepillos de nariz. «A estas alturas ya no me importa el qué dirán. Es más importante concienciar a los hombres: hay que ir con cuidado y hay que cuidarse», dice el artista Pablo Camaño, que también se pasó esta mañana por la barbería.

¿Cómo nació el movimiento? Hace casi dos décadas, en 2003, un par de amigos de Melbourne, Travis Garone y Luke Slaterry, tomaban una cerveza, charlando sobre las modas del pasado. Bromeaban sobre poner el bigote de moda. Inspirados por la madre de un amigo que recaudaba fondos por el cáncer de mamá, ellos hicieron lo propio, pero centrándose en el cáncer de próstata, el tumor más frecuente en varones y la segunda causa de mortalidad por cáncer en hombres, detrás del cáncer de pulmón y el colorrectal. España y Reino Unido fueron los primeros países en adherirse, y más tarde siguieron sus pasos más de veinte naciones. Con el paso del tiempo Movember amplió los problemas de salud a visibilizar. Gracias a la iniciativa, en todos estos años la Fundación Movember ha conseguido recaudar 654 millones de euros y ha financiado más de mil programas de investigación en materia de cáncer de próstata, cáncer de testículos, salud mental o inactividad física.