En busca de chollos.

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Por la Costa de la Sang descendían personas cargadas con viejos ábacos de madera, lámparas de todas las formas, abrigos de visón, palos de billar, muebles del siglo pasado, incluso del anterior, o cuadros de grandes dimensiones. Este curioso desfile de antigüedades tiene una explicación. Esta mañana se ha inaugurado en el patio de la Misericòrdia el XXXI Mercadet de Nadal de Es Refugi, un rastro solidario cuya recaudación va a beneficio de la obra social de la asociación, que ayuda a personas sin hogar y en exclusión social. Abierto entre las 11 y las 20 horas, el mercadillo permanecerá en pie hasta el próximo sábado. El precio de entrada es de dos euros.

«Como sucede cada año, en el primer día tenemos colas a la puerta. Aquí hay un poco de todo, también prendas de marcas exclusivas», explica Marilen Cañellas, que atiende el puesto de ropa, una de las más de cincuenta voluntarias encargadas del mercado. Y es que, bajo la carpa, pueden encontrarse toda clase de artículos, entre los que se esconden verdaderas joyas. Por ejemplo, esta mañana se ha vendido el objeto más valioso de la selección, una escultura en madera del pintor Gerardo Rueda, valorada en 3.500 euros: «Soy aficionado al arte. Tiene un buen formato y una conjunción de colores interesante, una buena pieza siempre encuentra su lugar», ha afirmado el comprador, un médico de Palma que prefiere no revelar su identidad.

Esta es una excepción, ya que el resto de artículos tienen precios muy ajustados: «Aquí lo importante es vender», afirma una de las voluntarias, que siempre tiende a regatear por lo bajo. Decoración y mobiliario para el hogar, una sección de antigüedades, otra de libros, con toda clase de ejemplares, y muchas cosas más componen el mercadillo. Pero no todo son viejos objetos en busca de una segunda vida, ya que el mercadillo cuenta también con un restaurante, que ofrece un menú de mediodía por 18 euros, compuesto por toda clase de recetas caseras, elaboradas por los voluntarios.