Decenas de niños han lanzado farolillos al cielo en honor a Sankt Martin. | Pere Bergas

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Bajan las temperaturas, los días se acortan y, con el frío, llegan las fiestas populares que caldean el espíritu. Cientos de niños han disfrutado esta tarde de la octava edición de Sankt Martin en Puerto Portals, una fiesta popular de tradición europea, con especial arraigo en los Países Bajos y Alemania, que conmemora la figura de San Martín de Tours. En esta ocasión, todo lo recaudado en el festejo ha sido a beneficio de la Fundación RANA: por cada niño que haya participado en todas las actividades, se han donado tres euros a la organización, cuya función social es prevenir el maltrato y el abuso sexual infantil.

Las familias han llegado al puerto deportivo a las 17 horas y se han lanzado a participar en los diferentes talleres preparados. En primer lugar, han conocido la historia del santo, a través de un divertido cortometraje animado; nacido en Hungría en el año 316, pasó de ser soldado de la guardia imperial romana a convertirse en el Obispo de la región francesa de Tours. Una de las tradiciones de esta fiesta es que los niños construyan farolillos de papel; por la noche, iluminan las calles con sus familias y cantan canciones. Y así lo hicieron en Puerto Portals. Además de las linternas de papel, en los talleres los niños han aprendido a preparar galletas y dulces, han pedido deseos lanzando monedas en la fuente del puerto y se han recreado en pequeñas estaciones de juego.

A las 19 horas ha llegado el momento más especial. A lomos de un corcel, Sankt Martin ha aparecido en la marina y, como el flautista de Hamelin, ha atraído a los pequeños. Con sus linternas, acompañados por la banda de música del colegio Agora Portals, que interpretaron el tradicional Laterne Laterne, Lilo&Stitch, y Happy, de Pharrell Williams, han observado ojipláticos al jinete y su caballo. Y de este modo se ha cerrado una fiesta que cada año cuenta con más adeptos.