El musicoterapeuta Pau Català trabaja en el Área de Oncología Infantil y en la Unidad de Cuidados Intensivos pediátrica del Hospital de Son Espases.

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Sonajeros africanos, cajas flamencas, djembés, darbukas, panderetas y panderos este sábado han sonado al unísono en Ses Voltes, que ha acogido Tambors per la Salut infantil, un círculo de percusión solidario en beneficio del servicio de musicoterapia de Son Espases. La terapia empezó a funcionar en mayo de 2016 y, en el presente, se ofrece en la Unidad de Oncologia Infantil así como en la Unidad de Cuidados Intensivos pediátrica del hospital. El año pasado se realizaron 372 sesiones y 157 niños ingresados se beneficiaron de esta terapia musical. El servicio está financiado por ASPANOB, la asociación de padres con niños con cáncer de Balears, y el Lions Club de Calvià, que han recaudado fondos para esta causa.

«El fin de este evento es recaudar fondos y visibilizar el trabajo de las ONG que financian mes a mes el servicio de musicoterapia. Esta demostrado que, en el ámbito hospitalario, la disciplina ayuda a la reducción de la percepción del dolor, la relajación, eleva el estado de ánimo y mejora la gestión de las emociones. Cuando sonamos juntos nos comunicamos, generamos bienestar, vemos que somos seres sociales, no individuos aislados. Y eso es algo innato», sostiene el musicoterapeuta Pau Català, encargado del servicio. Junto a Arantxa Andreu, han logrado que se apruebe un proyecto de musicoterapia grupal con adolescentes para la Unidad de Salud Mental de Son Espases, «desde hace tiempo contamos con el reconocimiento del personal sanitario, solo estamos pendientes de la financiación», concluye Català, que ha resaltado también la colaboración de Musicasa, que cedió parte de los instrumentos de forma gratuita.

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Pacientes, familiares, médicos y enfermeros, y algún que otro curioso transeúnte, participaron ayer en el círculo de percusión ‘Tambors per la Salut infantil’.

En el círculo de percusión participaron pacientes y familiares, enfermeros y médicos de Son Espases. Entre ellos se encontraba la doctora Mercedes Guibelalde del Castillo, especializada en oncología pediátrica y con 22 años de experiencia en el servicio. La doctora impulsó la entrada de la musicoterapia en el hospital. «En Estados Unidos y distintos países europeos la musicoterapia es una disciplina muy instaurada dentro de los hospitales. Se trata, por supuesto, de una herramienta complementaria; no sustituye ningún tratamiento. Seleccionamos a los pacientes más vulnerables, por la cronicidad del tiempo que pasan en Son Espases y por la intensidad de sus tratamientos. Ayuda sobre todo en el aspecto emocional: el paciente comparte sus sentimientos y emociones con el musicoterapeuta, algo que no siempre ocurre con el médico», dice la doctora que, además de pediatra, también es músico.