Pep, antes de viajar a Nepal, donde establecerá su residencia, vive en un lugar de La Mancha «de cuyo nombre no quiero acordarme», donde está escribiendo.

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Y de pronto sonó el teléfono y, automáticamente, el nombre de Pep Matas apareció en la pantalla. Pep Matas fue, durante muchos años, redactor-jefe de la sección de Sucesos de Ultima Hora. Era de los que tampoco miraba el reloj. Entraba en la Redacción del diario a una hora determinada, y nunca sabía cuándo saldría.

Casi nos meten en la cárcel

Con él vivimos muchas experiencias. En una de ellas terminamos en la cárcel de Tánger, acusados de organizar desde el exterior del edificio una fuga de presos. Fue un viaje en el que acudimos a la ciudad marroquí a entrevistar a la directora general de Deportes de aquel país, y si nos daba tiempo, a Ezaqui Badou… Desde allí terminamos yéndonos a Quetama –a lo que vulgarmente se conoce como bajarse al Moro–, donde estuvimos en plantaciones de hachís, y de regreso a la capital, entrevistando a los padres de un joven que había sido hallado muerto, y cuyo cadáver, incinerado, repatriaron a… ¡Suecia!, pues se equivocaron con el de un sueco que mandaron a Marruecos, sin incinerar, armándose una de muy gorda, pues los padres del marroquí reclamaron su cadáver a Palma, desde donde, a su vez, lo reclamaron a la familia su eca, mandándole el de su hijo y… Pues que los padres del marroquí, al recibir las cenizas de su hijo, montaron en cólera, porque, según su religión, a los muertos se los entierra de lado y mirando a la Meca, y lo que recibían no era un muerto sino las cenizas de un muerto… Así que ya que estábamos allí, localizamos aquella familia, hablamos con ellos y…. En fin, que fue un viaje que nunca olvidaremos, no solo por lo que nos pasó, sino también por las cosas que pudimos hacer. Por supuesto, entrevistamos a la directora general para el Deporte.

En un lugar de La Mancha...

Le preguntamos cómo le va por los Himalayas, porque le hacíamos en Nepal, donde estuvo pasando largas temporadas una vez que tuvo que abandonar el periodismo, muy a su pesar. Pero es que en el estado en que se encontraba por una lesión, no podía seguir. «No, no estoy en Nepal, a donde pienso ir en unos meses, y si puedo hasta me nacionalizaré. Y si ahora no estoy ya allí es por dos cosas: porque cada siete u ocho años hay un terremoto, y este está al caer, por lo tanto no quiero exponerme a ir antes de que se haya producido. La otra razón de seguir aquí es porque estoy escribiendo tres libros, que en realidad es uno, que lleva por título Casi toda la verdad…».

Ahora mismo, Pep Matas vive en la Península, «digamos que en un pueblecito de trescientos habitantes, en un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme. Un pueblecito pequeño, con plaza, bar, un par de tiendas, una iglesia… Yo vivo en una calle en la que cada vez estoy más solo, ya que casi todos tienen aquí una casa para las vacaciones y fines de semana, que abandonan para regresar a la suya y… Pues que estoy muy a gusto. Me doy una vuelta, hablo con la gente, y me pongo a escribir…. Así un día y otro. Por cierto, la casa es mía, y conmigo viven mis dos perros». Sin ánimos de spoilearle su trabajo, le preguntamos de qué va… Aunque lo imaginamos: de sucesos, jueces, policías, corrupción en la política, delincuentes comunes, criminales de cuello blanco, narcotraficantes...

Contar lo que dejó de contar

«Bueno, sí. El libro va un poco de eso. ¿Sabes qué pasa…? Pues que cuando estás en activo en el periodismo, a veces no terminas de contarlo todo… Pero ahora estoy dispuesto a hacerlo, a contar la verdad. Y, sobre todo, contar lo que dejé de contar, que como bien dices gira en torno a lo que has apuntado antes. Sobre cosas y personas, que ya bien por entonces pasaron desapercibidas, o que no hubo cojones de contar lo que hicieron. Cosas que tengo in mente, y de las que tengo mucha información, ya bien por haberlas investigado, ya bien por haber hablado con sus protagonistas. Por ejemplo, yo puedo hablar de ‘La Paca’ porque la entrevisté en tres ocasiones, una de las cuales se la apropió IB3, y me habló de muchas cosas, entre otras el famoso robo que hubo en Son Banya, del que me lo contó prácticamente todo, empezando por quién lo organizó. O esa otra historia del novio de ‘la Guapi’, la hija de ‘La Paca’, que organizó una estafa siete u ocho años después… O los casos de los tenistas Nadal y Federer, que demandaron al Govern… U otro caso, protagonizado también por Nadal, que es más fuerte que el anterior. O el de corrupción de algunos militares entre los años 2000 y 2007, entre ellos el del brigada que en un bar quiso violar a una mujer… O como fue el nombramiento de Cañellas como primer presidente del Govern en la democracia. Nombramiento que se hizo en el despacho de una fundación… ¡En Madrid! , lo que ya comentó en su día el colega Miguel Payeras. Y es que la corrupción y el chantaje llegaron con la democracia. Germà Ventayol destapó que Cañellas dio a dedo a una empresa suya la construcción de cuatro consellerías… Claro, eran tiempos en los que no existía la figura del juez anticorrupción y por eso algunos se aprovechaban».

Los libros, en cuanto a contenido, están prácticamente terminados. Eso significa que dentro de poco, a nada que los corrija, cosa que está haciendo él, personalmente, y les hagan el correspondiente diseño, los vamos a tener en nuestras manos. ¿Los presentará en Palma…? No lo tiene decidido, pero, ¿qué mejor lugar que Palma para presentarlos? ¿Que su lectura levantará polvareda? De eso no tenemos la menor duda. Pep escribe bien, y suele tener bien atado lo que escribe, es verdad. Por último, le preguntamos sobre el ‘caso Cursach’ o. mejor, cómo lo ve desde la distancia: «Hace unos años ya lo dije a unos amigos. Cuando leí el escrito de acusación del fiscal Subirán vi muy claro que aquello era una persecución y no una investigación, como debería ser en un Estado de derecho».