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Tyson es un pit bull de 8 años con pintas de bandarra, pero nada más lejos de la realidad. Es muy cariñoso, acostumbrado a vivir con niños y, a pesar de su tamaño, las voluntarias más veteranas de Peluditos de Son Reus se encargan de sacarle a pasear cada día, sin problemas ni tirones. Es el perro más veterano del centro de Son Reus, lleva un año en las jaulas, y nadie ha mostrado interés por adoptarlo. El sábado día 22 participará en el desfile solidario canino que esta entidad organiza en Fan Mallorca. El objetivo: encontrar una familia que le de una nueva oportunidad. Esta es su historia.

Tyson nació en Melilla. Un salvaje le cortó las orejas y le partió la cola al nacer. ¿Por estética? Nadie lo sabe. Fue adoptado por una familia mallorquina, pero cuando llegó a la Isla, hubo que ingresarlo de urgencia porque tenía problemas intestinales. Siendo tan pequeño y con un estado de salud tan delicado, podría haber muerto, pero es un superviviente nato. Volvió a casa con la familia que lo había adquirido, pero seis años después tuvieron problemas económicos, perdieron su vivienda y tuvieron que irse a una casa alquilada en la que no admitían mascotas. La única solución fue dejarlo en la casa de campo de un familiar, podrían visitarlo y no tendrían que dejarlo en una perrera. Esa decisión trastocó su vida.

El perro pasó de vivir en una vivienda amplia con su familia a pasar el tiempo solo en una finca. Tyson no entendía nada. Y encima el familiar que aceptó acogerle tenía problemas y los pagaba con el perro, al que maltrataba un día sí, un día también. Hasta que Tyson se cansó de recibir golpes y le mordió. No fue grave, pero sí la excusa perfecta para llevarlo a Son Reus y dejarlo allí. Siendo ya mayor y un pit bull, por lo tanto considerada una raza de perro potencialmente peligrosa (PPP), que obliga a sus dueños a pagar una licencia, las cartas del animal no eran halagüeñas.

Tyson con Patricia Álvarez, voluntaria de Peluditos de Son Reus.

«Tyson tiene heridas en parte de la cara porque dos perros lo atacaron hace un tiempo. Imagínese, un pit bull, y se deja amedrentar por dos canes más pequeños. Es un buenazo», apunta Patricia Álvarez, voluntaria de Peluditos de Son Reus. Si no fuera suficiente drama, pilló una bacteria en la perrera y ha sufrido una dermatitis al tener las defensas bajas. ¿Las cartas pueden ser peores para este animal? «Es un grandote de 30 kilos que tiene mucho amor que dar todavía. Se merece una nueva oportunidad. Solo esperamos que este sábado alguien tenga un flechazo con él y ya no vuelva a su jaula», finaliza Álvarez.