Miles de personas visitaron Esporles para probar los dulces y disfrutar de las diferentes actividades programadas. | Ainhoa Sansó

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Tras dos años de parón, la Fira Dolça volvió a triunfar en Esporles en su XVI edición. Las calles más céntricas del pueblo se llenaron con cerca de 150 paradas repletas de dulces, artesanía y productos locales, entre otros, y tampoco faltaron los clásicos de la repostería mallorquina, como las ensaimadas, crespells, buñuelos, rubiols y cocas diversas. El núcleo antiguo de la localidad se engalanó para la ocasión con motivos relacionados con los dulces y las chucherías y miles de personas transitaron por sus calles echándole el ojo a la gran variedad de productos y postres, que hicieron las delicias de mayores y pequeños. Nadie pudo resistirse.

El gerente y pastelero del Forn Fondo, Pau Llull, que es uno de los que participan en la fira desde su primera edición, vivió la jornada con mucho entusiasmo. «Se podría decir que somos unos veteranos de la cita y estamos muy contentos de venir año tras año». Además, añadió, «después del parón por la pandemia, se nota que había ganas de la fira y mucha gente se ha animado a visitar el pueblo y disfrutar del día». En su estand, repleto de dulces, Llull explicó que intentan traer algún producto un poco especial, que se salga de las clásicas panades y cocarrois. «Hemos preparado un surtido de diez clases de panellets para la ocasión, y porque se acerca el día de Todos los Santos. Aunque nuestro postre estrella es el cuarto embetumat».

Los asistentes no dejaron pasar la oportunidad de comer algunos de los clásicos de la repostería de Balears, como los buñuelos, el ‘gató d’ametlla’, los ‘rubiols’ o los ‘crespells’. FOTO: EMILIO QUEIROLO

Algunos metros más adelante se encontraba la parada de la Escuela de Hotelería de las Illes Balears, regentada por un grupo de estudiantes de segundo curso. El estudiante de cocina Juan Carlos Molina afirmó que, tanto él como sus compañeros, estaban contentos de formar parte de la fira porque de esta manera podrán financiar su viaje de estudios, y qué mejor manera de hacerlo que cocinando algunos postres para el disfrute del numeroso público. «Hemos preparado el clásico gató d’ametlla, pero también un surtido de magdalenas, brownie con avellanas y crepes, que preparamos al momento y siempre gustan», afirmó.

El centro de Esporles reunió a residentes y visitantes para la dulce cita. Los palmesanos Marisin y Pep apuntaron que poder volver a la Fira Dolça les llenó de alegría «porque es un día muy bonito y nos encanta venir a pasear y probar los productos que ofrecen en las paradas». La jornada también contó con una amplia programación cultural que incluyó degustaciones, varios talleres, como el de Rosa Maria Pons de Dulcelíaco, que realizó una muestra de cocina sin gluten, o una demostración de cocina, acargo de los profesores de la EHIB Lluís Cardell y Margalida Castells, además de cercaviles con los Gegants y Xeremiers d’Esporles, o una ballada popular con los grupos Ramallets y Rondalla Maristel·la, entre muchas otras actividades.