Mar Rosales con sus cuatro perros.

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A pesar de las duras condiciones que ha atravesado Tokyo, ahora cuenta con un hogar y una familia. Es uno de los 25 cachorros rescatados en enero de una tienda de mascotas de Palma, en la que vivían hacinados y en muy malas condiciones. Mar Rosales, auxiliar de veterinaria y voluntaria en Son Reus, luchó por acogerlo desde que lo vio por primera vez, aunque no fue tarea fácil.

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Tokyo, un Shiba Inu valorado en más de 3.000 euros, era el segundo perro más solicitado de la perrera. Para tenerlo a su lado, Mar tuvo que enfrentarse a una burocracia abrumadora e, incluso, pasar un examen sobre la ordenanza municipal de Palma de tenencia y paseos de animales.

Nuevo comienzo

Nada tiene que ver el Tokyo que trajo a casa en mayo con el que hoy es. Era de carácter esquivo y sin control sobre sus emociones, motivo por el cual mordía en ocasiones. Los avances han sido abismales. Poco a poco, ha ido aclimatándose a su nuevo entorno, jugando con sus tres compañeros perrunos y hasta durmiendo en la misma cama que su dueña, algo antes impensable: «Estoy contenta. Lo veo feliz. No le puedo pedir más después de todo por lo que ha pasado».

El apunte

Siete en casa

Mar Rosalejas vive con su madre, su abuela y sus cuatro perros. Al primero, Trece, lo adoptó en un momento complicado de su vida y, poco después, acogió a Lingo para que le hiciera compañía. A Chloe le dio cobijo para que no acabara en la perrera.