José Iriso y Mar, tras la cena, momentos antes de decidir que no habría una segunda cita. Eso sí, quedaron como amigos.

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José Iriso, un gallego residente en Palma, de 40 años, y padre de una niña nacida de la relación que mantuvo con su expareja, estuvo hace unos días en el conocido programa de First Dates. Quería conocer a una persona que lo hubiera pasado mal, más o menos como él. Le presentaron a Mar, que trabaja en el sector sanitario. Mar padeció una enfermedad de la que logró recuperarse. Al final, tras una cena cordial, en la que cada uno habló de sus problemas, quedaron como amigos.

¿Por qué fue a ‘First Dates’?

La pasada tarde hablamos con José, y también de él, sobre todo de lo que le ha pasado, que ha sido mucho, y no bueno. Sus experiencias le ha dejado en una situación un tanto precaria. Y todo a causa de un accidente que tuvo cuando más le sonreía la vida. Y hablamos también de cómo es First Dates desde dentro: de todo aquello que no ve el telespectador y de lo bien que hacen los montajes. También hablamos de aquello que se ve, pero que en realidad no ha sido así, sino que han cortado y pegado, o de cómo es el restaurante. «Fui a First Dates con la intención de conocer a una chica que comprendiera mi estado de salud    dado que no lo he pasado bien a causa de una grave lesión que sufrí hace años. Por otra parte, quería darles visibilidad a personas como yo. Me juntaron con Mar, sevillana residente en Mallorca, que ha superado un cáncer».

José y Mar, que superó una enfermedad y que trabaja en Sanidad, durante la cena.

De Palma al comedor

Antes de recibir la llamada para ir al programa, hay todo un proceso. «Fueron ellos, en junio, los que contactaron conmigo. Tuve que rellenar un cuestionario en el que enumeré gustos, aficiones y trabajo, si tengo hijos o estoy casado, etc. También tienes que enviarles vídeos tuyos. Entonces, si te seleccionan, te avisan dándote dos fechas para que elijas cuál te interesa para viajar. A cuatro o cinco días de que viajes a Madrid, tienes que mandarles fotos actuales. Una vez que todo está en orden, te envían el billete, con el que vuelas a Barajas a primera hora de la mañana, donde está esperando un coche que te traslada a un polígono, en una de cuyas naves han montado el restaurante. Que más que restaurante, viene a ser un plató de televisión en forma de restaurante –aclara. Una vez estás en la nave, te llevan a una suerte de cochera, donde te encuentras con tres participantes, todos hombres, ya que a las chicas las tienen en otro lugar que no ves. Allí te puedes tomar un café y unas pastas mientras te maquillan y peinan. Cuanto está todo a punto, pasas al restaurante-plató, donde te está esperando Carlos Sobera, que te recibe cordialmente. ¿Simpático? Diría que correcto y amable. Simpático, en todo caso, es Matías, el barman, que se enrolla bien con todos los participantes, a los que invita a lo que le pidan. Además, entre todos los camareros que hay, él es el profesional. Las chicas actúan como camareras, aunque no lo hacen mal. ¡Ah, bueno! Antes de entrar al comedor, en el lugar donde te maquillan, te dan 60 euros, con los que pagas la comida, que cuesta 15 euros. En el caso de que invites a tu pareja, pagas 30 euros. Al final te los devuelven».

Parecía una consulta médica

Hablamos con José en la terraza de un bar, a la vera de la plaza de Madrid. Es un tipo alto, delgado, que lleva siempre la gorra puesta. Sobre la mesa restos del café que se ha tomado, y un cenicero en el que aplasta una colilla. «En realidad –prosigue-, en First Dates está todo muy medido. Quiero decir, se emite lo que ellos quieren, pues cortan de aquí y de allí, y empalman de allí y de aquí. Lo digo porque Mar y yo estuvimos hablando de muchas cosas y, cuando ves el programa, parece que era como una consulta médica. Más que de otra cosa, aparecemos conversando sobre nuestros problemas y enfermedades».

Aunque en First dates se escenifica una cena, «se graba, al menos en nuestro caso, bastante antes de mediodía, por lo que ganas de comer no es que tengas muchas. Pero debes simular que estás cenando. Después están las cámaras. Al principio no las ves, pero si te fijas las vas descubriendo. Están en todas partes, también apoyadas en trípodes. En cuanto a los concursantes que estamos en el comedor, somos dos parejas, mezcladas con otras, que son los figurantes».

En lo que a su programa se refiere, cuando se emitió, no aparecieron los otros tres chicos que estuvieron con él maquillándose y peinándose, sino que emitieron las citas de otras parejas «que tenían grabadas, o que grabaron días después a nosotros, pues estuvimos allí en junio, y el programa se emitió hace un par de días».

José, la otra tarde, durante el relato.

¿Cómo se toma la decisión?

La nave tiene servicios por si necesitas acudir a ellos, ya que son varias las horas que pasas allí, «pero no son los que aparecen en el programa. Eso es otro plató en el que no funciona nada. Sí, se ve que es un lavabo, pero solo se ve. No funciona como tal». Finalizado el programa, y antes de decirse si aceptan una segunda cita o no, los llevan a otro edificio, donde les hacen una serie de preguntas. «Primero a uno y luego a la otra. Y preguntan sobre qué les ha parecido el programa, la pareja que le han puesto,    o sobre lo que ha dicho respecto a    tal o cual cosa, etc. Fragmentos que, en el montaje final, colocan durante la cena. Una vez terminadas ambas entrevistas, regresamos al plató a decirnos si hay o no una segunda cita, algo que, si se desea, puede decidirse antes, de mutuo acuerdo, que es lo que hicimos nosotros. Antes de sentarnos, ya sabíamos que no iba a haber una segunda cita».

¿Qué pasa después?

Durante la cena, la conversación puede discurrir por derroteros poco atractivos, incluso aburridos. «Entonces, si eso sucede, llega la camarera o Matías, y te deja sobre la mesa un rasca rasca, cuyas preguntas giran, en general, en torno al sexo, a fin de dirigir la conversación hacía ese tema. Porque de lo que se trata es que la conversación de la cita fluya por ese territorio». ¿Qué pasa cuando todo termina…? ¿Se vuelven a ver las parejas que no han quedado para una segunda cita? «Pues sí, nos vemos todos. Y eso sucede sobre las dos y media de la tarde, que es cuando finalizan las grabaciones del día. Entonces, en coches privados, nos llevan al aeropuerto o a la estación. O si quedas con tu pareja en tomar una copa por Madrid… Incluso si te quedas durante la noche en Madrid, te cambian el pasaje y te dejan donde tú les digas. Eso sí, los gastos a partir de ese momento, me refiero a la cena y al hotel, corren a cuenta de quien decida quedarse».