Reunión de facilitadores del encuentro, durante las jornadas celebradas en Cala Domingos. | Miriam Biosca

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El tantra es el camino de la totalidad: ni obsesionarse con el mundo, ni retirarse de él. Es estar en el mundo con ligereza, con una leve sonrisa. Es juego. Es desvergonzadamente terrenal e infinitamente trascendental». Con estas palabras del gurú indio Osho, la organización del Mallorca Tantra Fest, que estos días celebra su primera edición en el Campamento Hipocampo Mallorca, en Cala Domingos (Manacor), inicia la explicación de lo que es esta corriente mística.

Las artífices del festival son las terapeutas MaryLuz Cano, de Mallorca; Verma Rodríguez, que vive entre Barcelona y la Isla, y Gloria Martínez, madrileña residente en Reino Unido, concretamente en la comunidad ‘Osho Leela’, pionera en la organización de festivales tántricos. Las tres coinciden en señalar que «el tantra es libertad, porque las técnicas que utilizamos nos permiten quitarnos la coraza que nos hemos construido a lo largo de los años, desbloquear el cuerpo física y energéticamente y desmontar los juicios y prejuicios morales que castran nuestra espontaneidad, energía vital y, por supuesto, nuestra sexualidad». En este punto, aclaran que «el tantra es mucho más que todos los mitos sexuales que se han extendido desde hace décadas. Sencillamente es traer presencia y meditación al cuerpo y al momento presente. Pero en vez de rechazar o negar la sexualidad, contempla ese área de la vida como un aspecto más a investigar y experimentar. Consciente del poder de la energía vital cuando se despierta en la zona sexual, el tántrico aprende a surfear las olas de placer, desplegando esa energía por todo el sistema nervioso. El gozo es profundamente sanador: los cuerpos se despiertan, los corazones se abren, la consciencia se expande», aseguran.

La danza como celebración tiene gran protagonismo en el festival.

Dos centenares de personas de diferentes generaciones participan en este festival, que es el primero de habla hispana que se celebra en Europa y que, a lo largo de seis días, incluye 50 actividades, con sesiones de meditación, yoga, masaje, canto devocional (kirtans), ecstatic dance, ceremonias, conciertos meditativos y talleres con los principales facilitadores de tantra de España. «Los mallorquines siempre han tenido que desplazarse para poder participar en festivales y encuentros consagrados al tantra, y por fin pueden disfrutar de uno en su propia casa. También hay mucha gente de la Península entre los asistentes, ya que es un festival único en su propio idioma», señalan.

«La experiencia está siendo tan agotadora como gratificante. A fin de cuentas, hemos convertido un campamento en un templo», subrayan. «Una vez pase, tendremos que dejar reposar todas las emociones vividas, pero nos gustaría repetirlo el año que viene», adelantan.