Jaime Llambías, en su taller de Palma. | Teresa Ayuga

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El diseñador Jaime Llambias (Palma, 1988) confecciona prendas de alta calidad elaboradas a mano con un aire mediterráneo. Tiene un modelo de negocio que incluye tres variantes: producción de prendas en Mallorca elaboradas con algodón de la India, restauración de piezas del siglo XVIII y XIX que se adaptan a la actualidad y, la parte más especial, la creación de prendas con tejidos antiguos. La marca J. Llambias, con sede en Palma, apuesta por la artesanía y la sostenibilidad.

¿Cómo definiría J. Llambias para alguien que no conoce la marca?
–Lo definiría como un proyecto personal, es la razón por la que me levanto, es mi pasión. Hacemos patrones especiales y creo que en España aún no están cien por cien establecidos. Es un estilo japonés oversize y hay gente que aún le tiene miedo. Yo digo: no vas a parecer un saco, es cuestión de estilo y saber llevarlo.

¿Cómo llegó al mundo de la moda?
–Estudié Arte en Londres y luego Moda en Madrid y en Barcelona. Cuando estaba viviendo en Madrid decidí montar mi propia marca. Ha sido de una forma muy orgánica, la idea ha evolucionado poco a poco. Al ser un proyecto personal, siempre he querido encontrar el camino correcto para sentirme bien.

¿Cómo fue el comienzo?
–Muy diferente a lo que es hoy, entonces no vivía en Mallorca. Creo que la Isla me ha influenciado mucho, la mujer mallorquina busca la comodidad y la temperatura afecta a la hora de elegir los tejidos. Ahora busco telas buenas, agradables, frescas, ligeras y duraderas.

El upcycling, es decir, reutilizar tejidos, comienza a ser un movimiento cada vez más conocido. ¿Cómo llegó hasta aquí?
–No fue nada premeditado. Yo voy mucho a mercados en París y siempre me han interesado los tejidos y las antigüedades, fue algo tan simple como ver una tela que me gustaba y decidí hacer algo con ella. Se trata de tejidos muy diferentes, de otra calidad, es una cuestión de tacto. Por ejemplo, con unas servilletas antiguas de lino hemos hecho una americana.

¿Cree que esto es una moda pasajera o más bien un estilo de vida?
–Definitivamente, hay gente que se lo toma como un estilo de vida y como una forma de entender la moda. No creo que sea una tendencia, pero todo depende del enfoque. Yo no entiendo otra forma de hacerlo, nosotros no tiramos ni un solo retal.

¿Cuál es su proceso de creación?
–Desde que encontré mi estilo, todo es más fácil. Siempre me baso en las premisas de comodidad, buenos tejidos y escuchar mucho a las clientas.

Acaba de sacar una colección cápsula, ¿cómo ha ido?
–Sin duda, hay una respuesta súper buena por parte del público, sobre todo de Estados Unidos. Son muy buenos compradores, tienen otra forma de apreciar la artesanía. Y luego, en el espacio físico se está vendiendo genial.

¿Qué se siente cuando vende algo en lo que ha trabajado tanto?
–Me hace mucha ilusión, alguna vez me he encontrado alguna compradora vestida por la calle y son vestidos que dan confianza. Tampoco es algo que haya buscado desesperadamente, pero alguna clienta ha vuelto y me ha dicho «he ido a una fiesta y han venido 10 veces a preguntarme por el vestido» o «me han parado por la calle y nunca me había pasado antes».

Y cuando diseña, ¿piensa en alguien en concreto?
–Realmente, no. En lo que pienso es en lo que me han dicho en la tienda, lo que funciona y lo que ha gustado. Yo soy un chico de taller, aunque me ayuda mi equipo. Disfruto pasar horas aquí, la relación con las costureras y con los tejidos. Estoy muy presente en el proceso. Al final, es un trabajo artesano y la gente cada vez lo aprecia más.

¿Cómo busca inspiración?
–Tomo la esencia de la Isla, los tejidos, las texturas, los colores… Yo creo que al final lo llevamos en la sangre.

¿Quién es Jaime Llambias?
–Hijo de artistas, mi vida es mi marca.

¿Y cómo le ha influido eso?
–Me ha influido muchísimo, desde pequeño, tanto a mí como a mi hermana, nos han inculcado que el ojo tiene que viajar y tiene que entrenarse. He tenido muy buenos maestros por su parte. Me acuerdo que de pequeños fuimos a París, y pasamos una época allí, aprendí mucho.

¿Qué recuerdos de infancia tiene en la Isla?
–Una vida rodeada de naturaleza y tranquila. Me gusta mucho Mallorca, me siento muy orgulloso de ser de aquí y de haber crecido aquí. Sobre todo ahora que se empieza a apreciar tanto la Isla. Después, a los diecisiete años, empecé a viajar. Luego, llevaba muchos años con ganas de volver a Mallorca y así lo hice. La mejor decisión que he tomado.

¿La marca se ha arraigado en Mallorca o se va a mudar a otro sitio?
–Siempre que esté online está presente en muchos sitios, nuestro principal mercado es Estados Unidos. Por eso, mi idea era montar este pequeño taller y tienda para convertirlo en un punto de peregrinaje. Y lo estoy notando, hay gente que viene del avión directamente, compran algo y se llevan una pequeña parte de Mallorca.