Dawn y Lynne, tras caminar durante 9 horas, llegaron al santuario de Lluc.

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Hace cuatro años, Lynne Myerf, inglesa residente en Palma, hizo, en solitario, el Camino de Santiago. El más largo de todos, eh.    Si, ya que salió de Saint Jean Pied de Port (Francia), recorriendo toda la cornisa cantábrica. Solo llevó con ella la ropa imprescindible y un libro de John Brierley, en el que explicaba con todo tipo de detalles la ruta que iba a hacer, y que le llevaría 33 días, que metió en una mochila. A poco de llegar a Santiago, a la altura de Pormarino, se encontró con la californiana, de San Francisco, Dawn Stearnf, que también hacía el Camino en solitario, con la que siguió hasta llegar a la plaza del Obradoiro, fin del trayecto.

No fue mucho el trecho que recorrieron juntas, pero sí suficiente como para que surgiera una buena amistad entre ambas y, de paso, hicieran planes para el futuro, entre ellos, recorrer juntas el denominado Hadrian’s Wall, o Muro de Adriano, un muro que, a lo largo de 135 millas, separa Inglaterra de Escocia, y hacer en Palma la Marxa des Güell a Lluc a peu, y… Pues que lo dicho, hecho. Hace unos meses recorrieron el muro construido por el emperador Adriano, frontera entre los citados territorios, «recorrido que hicimos sin ningún problema. Para ello, ella viajó desde San Francisco hasta allí, y yo lo hice desde Mallorca, y una vez juntas comenzamos a caminar durante siete días».

La segunda prueba, del Güell a Lluc, la superaron el sábado pasado. «Tardamos en llegar al santuario nueve horas –dice Lynne–. Y si yo disfruté, Dawn disfrutó más, si cabe. Porque para ella hubo tres momentos importantes. El primero fue en la salida, durante la fiesta que tuvo lugar allí. El segundo, poco antes del ascenso a Lluc, viendo el cielo estrellado. Y el tercero, el ascenso de la montaña hasta llegar al final, con contemplación de salida del sol incluida ¡algo espectacular!, que me dijo que jamás olvidará». Hay que decir que Lynne le ofreció a Dawn su casa, en la que ha estado durante una semana, tiempo que han aprovechado para conocer Palma y visitar, en Petra, la casa de Juníper Serra, un lugar que, como buena californiana que es, le impresionó muchísimo».

¿Que si harán más recorridos juntas…? Todo es posible, pero demos tiempo al tiempo. Igual ella le propone hacer parte de la ruta juniperiana de California. Porque puestos a caminar, ahí si que hay un buen trecho. «De momento volveremos a Santiago el año que viene para celebrar    nuestros setenta años». Por cierto, Lynne tiene otro reto cumplido. La travesía del Torrent de Pareis, de principio a fin, a pie, a veces echando mano de cuerdas. «Lo hice poco antes de la pandemia».

Regresar a la infancia

Bettina von Hohendorf, de Mindovers Coaching, es brasileña, afincada en Mallorca desde hace años. Habla correctamente portugués, español, inglés y alemán, lo cual le permite desarrollar su trabajo, que no es otro que el de comunicarse con quienes tienen dificultades personales, que resuelve –o al menos trata de hacerlo– con actividades que aúnan la hipnosis y el arte, que ella engloba con la denominación Art meet meditation, y que imparte en inglés a un grupo de diversas nacionalidades. «A partir de septiembre lo ampliaré a español y alemán». Betina, a quien podéis localizar    en el teléfono 699 327363, o a través de www.mindovers.com, y que tiene su centro en la calle Jaume III, de Palma, nos explica su método, al que ha tenido acceso tras titularse a través de Erickson Hipnosis, como Entrenadora de Programación Neurolingüística y como Master en Coaching.

Bettina von Hohendorf.

Método + hipnosis

«El niño –nos dice– nace puro, pero con el paso de los años, padres y profesores, además de otras personas, limitan sus libertades, perdiendo esa pureza, lo cual le limita a la hora de tomar decisiones. Pues bien, a través del método, y de una sesión de hipnosis, no muy profunda sino más bien ligera, hago que la persona regrese a su infancia en su estado más puro. Como la hipnosis que le aplico no le deja inconsciente, le propongo, a base de papeles y lápices de colores, que dibuje lo que le plazca y que luego lo interprete. ¿Qué conseguimos con ello? Varias cosas que le irán muy bien en el futuro, sobre todo a la hora de hacer y de tomar decisiones: conectar consigo mismo, disminuir el estrés, combatir el insomnio, saber autocriticarse, etc. O dicho de otra manera, a través de la pintura que estás haciendo, aparte de que te enseñará a ver que no eres tan perfecto como crees, al crear libremente podrás expresar cosas distintas a las que pintas porque las mandan. Todo esto, extrapolado a la vida cotidiana, te permitirá tomar decisiones y hacer cosas que antes no te hubieras atrevido. Todo, gracias a haber retrocedido a cuando eras niño». Por último, señala que este método puede ayudar a los artistas, acostumbrados a hacer casi siempre lo mismo, «al descubrirles, una vez que los trasladas a su infancia, y dejándolos en estado de completa libertad, que pueden hacer cosas diferentes».