Muchos niños y niñas han participado con sus familias. | Juanjo Roig

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Cuando a las cinco y media de la mañana de este domingi el prior de Lluc, Marià Gastalver, y el diácono Toni Moreno se dispusieron a abrir las puertas del Santuari para esperar la llegada de los participantes de la 48 Marxa des Güell a Lluc a Peu se encontraron con la sorpresa de que un joven ya esperaba para recoger su diploma acreditativo, después de haber partido de noche desde Palma.

Al poco tiempo fueron llegando los primeros grupos y, a las 5.55 horas lo hizo la primera mujer de la Marxa. Se trata de Carmen Galera García, de 52 años, que realizó el trayecto acompañada en algunos tramos pero que «al llegar a la montaña hice el recorrido sola y pasé algo de miedo», reconoce. Es la segunda vez que Carmen participaba en el evento, lo hizo el año pasado cuando se celebró en septiembre, «y si Dios quiere participaré en 2023». Su secreto para llegar la primera fue «andar muy rápido y a muy buen ritmo».

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El grueso de participantes comenzó a desfilar por las mesas que entregaban los diplomas acreditativos a partir de las siete de la mañana, con un pico entre las ocho y las nueve. A partir de las diez y media el dispositivo se fue calmando y los últimos autobuses bajaban hasta Inca para dejar a los peregrinos que optaron por salir de Lluc mediante este transporte.

El presidente del Grup Güell, Francisco Bauzá, se mostraba «muy satisfecho» por el devenir de la Marxa. «Hemos superado los 5.000 participantes, porque el sábado por la noche en Palma había mucha gente que se inscribió en el último momento, y además tengo que decir que la salida desde Inca, a las cinco y media de la mañana, cuenta cada vez más con mayor participación», relató ayer mientras esperaba en la plazoleta que da acceso al Santuari para comprobar que no había incidencias. A Bauzá le sorprendió también «la presencia de muchos niños y niñas, que han participado con sus familias», así como «la participación de extranjeros, algunos residentes y otros que han venido a Mallorca expresamente, como es el caso de una chica de Sudáfrica que hace marchas y tiene unas amigas en la Isla que le dieron a conocer el Güell a Lluc a Peu». Aún así, el grueso de participantes estaba formado por jóvenes que rondaban la veintena y que, en cierta manera, hicieron recordar a los más veteranos las exitosas marchas de los ochenta y noventa del siglo pasado, cuando la camina se convertía en excusa para pasar la noche fuera de casa. Francisco Bauzá agradeció «la implicación de todos los jóvenes, que hacen un gran esfuerzo y ayudan a que este evento retome la senda del éxito a partir de ahora».

Otra cosa es la devoción hacia la Mare de Déu de Lluc. Si bien es verdad que numerosos fieles se acercaron a rezar a la basílica, la mayoría de los participantes optaron por descansar un rato en los jardines del Santuari para luego hacer cola y coger el primer autobús que bajaba a Inca. La misa presidida por el prior de Lluc, Marià Gastalver, contó con la presencia de más turistas que devotos y eso que Gastalver es un clérigo que sabe conectar y comparó la Marxa como «una forma de mantener el espíritu de caminar conscientes. Para descubrir el amor de Jesús, y todo lo que nos da, hay que aumentar esa consciencia». La presidenta del Consell de Mallorca, Catalina Cladera, participó en la Marxa desde Inca junto a la directora insular de Esports, Marga Portell. Tras recoger su diploma acreditativo y reponer fuerzas, participó en la misa de las once, entregando un ramo de flores como ofrenda a la Mare de Déu de Lluc.