Sandra Caro, Salma Caracuel, Isabel Risco, Visitación Lopera, Ventura Vaquer y Jnaza. | Pere Bergas

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Tras dos años de parón a raíz de la pandemia, este verano se ha retomado el programa Vacances en Pau, organizado por la Associació d’Amics del Poble Sahrauí. El pasado jueves  21 de julio llegaron a la Isla 36 niños y niñas de los campos de refugiados de Tindouf para pasar el verano con las familias de acogida. Con el objetivo de poner en contacto a los niños y las familias acogedoras, este sábado se celebró una jornada de bienvenida en el Parc de sa Rectoria de Binissalem. «En esta fiesta, los niños se reencuentran y las familias pueden poner en común cómo ha sido el transcurso de la primera semana. Otro objetivo del programa es contribuir a la mejora de la salud de los niños y niñas. Esta semana han pasado una revisión médica en centros de salud de Son Ferriol y Manacor y han ido muy bien», explica la presidenta de la asociación Catalina Rosselló, que agradece el apoyo institucional del Govern y de los ayuntamientos de la Isla.

Mientras las familias intercambiaban experiencias, los niños jugaban como si se conociesen desde siempre. Todos ellos nacieron en 2014 y es la primera vez que salen de los campamentos; en cambio, hay familias que ya tienen experiencia en la acogida: «Este es el cuarto año como familia de acogida. Es una experiencia muy positiva, todos aprendemos, pero no todo es color de rosa, debes implicarte y tener paciencia», dice Romina Pagnotta, que ha acogido a Enguia junto a su pareja, Joan Rigo, que opina: «Estamos decepcionados con el Gobierno de Sánchez; les ha dado la espalda por una cuestión geoestretégica». «Es una experiencia maravillosa, recomendable para cualquier familia. Salma, mi hija, está encantada con Jnaza; entre niños se entienden mejor que nosotros», afirma Sandra Caro.

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Romina Pagnotta, Enguia, Dakala, Hiba y Agnes Jacquot, de Sencelles.

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Aina Maria Tomàs, Mª Teresa Canyelles, Fatma y Toni Tomàs, de sa Pobla.

Algunos se adaptan con más facilidad que otros: «Queremos apoyar la causa saharaui y más con el actual conflicto político. Se ha adaptado superrápido, solo lloró el primer día, come de todo y duerme toda la noche; es un niño de diez. Aunque solo habla cuatro palabras en castellano, nos comunicamos en el idioma universal de los gestos, sin problemas», explica Agustina Hervás que acoge a Salek Mohammed-Lamin. La Consellera d’Afers Socials, Fina Santiago; el representante del Intergrup Parlamentari Pau i llibertat per al Poble Sahrauí, Juanma Gómez; la directora general de Cooperació, Laura Celià; el alcalde de Binissalem, Víctor Martín, y delegado saharauí de Balears, Ehmudi Lebsir, realizaron un breve parlamento y después todos disfrutaron de una variada cena.