Más de una veintena de vehículos se han reunido en el aparcamiento del Moll Vell de Palma antes de emprender una ruta de casi 200 kilómetros. | Emilio Queirolo

TW
0

En otros tiempos le apodaban ‘el ombligo’, porque todo el mundo tenía uno. Este sábado, los Seat 600 de la Isla han tomado el testigo en la Vuelta España en Seat 600 por relevos, organizada por Israel Villa Vázquez, un pacense enamorado de este vehículo, con el objetivo de que estas joyas rodantes vuelvan a circular por las carreteras españolas. «Fue el vehículo que modernizó España y dio libertad a las familias. Unas descubrieron el mar y la montaña, otras se reencontraron tras años de separación y algunas se escapaban a Francia para ver las películas censuradas aquí», explica Pedro Pizá, amante de los coches clásicos, en especial del 600 y el Mustang, que se encargó de coordinar a los propietarios del ‘pelotilla’ de la Isla, junto a Daniel Simonet, presidente del Grup 600 i Quatre Rodes.

Así, más de una veintena de Seat 600, tres de ellos procedentes de Valencia, se han agrupado a las 9 horas en el aparcamiento del Varadero. De manos de Paco Tatay, el presidente del Club 600 Valencia, Pedro Pizá ha tomado el testigo, una miniatura dorada del vehículo que se pasan los participantes en cada una de las 44 etapas de la vuelta, que comenzó el pasado 20 de febrero en Badajoz. Muchos curiosos se han acercado a observar los emblemáticos vehículos, que han despertado muy buenos recuerdos entre los presentes.

Eq09072022001-19.jpg
Pedro Pizá ha tomado el testigo de manos de Paco Tatay, del Club Valencia 600. Fotos: E. Queirolo

Eq09072022001-04.jpg

Eq09072022001-02.jpg

Una hora después, los 600 han emprendido la marcha. La ruta, de unos 180 kilómetros, ha cubierto buena parte de la Isla. En primer lugar, la comitiva ha recorrido la Serra de Tramuntana, visitando Valldemossa, Deià o Fornalutx; tras una parada para tomar un refrigerio, momento en el que se han unido algunos vehículos más, han continuado recorriendo la Serra hasta alcanzar el mirador del Torrent de Sant Jordi, en el Port de Pollença. Después de realizar otra parada, los 600 han avanzado hasta Ca’n Picafort y, desde allí, han ido al restaurante de s’Alqueria des Turó donde, a la hora de comer, han podido degustar los mejores platos de la gastronomía mallorquina.