Patricia Chinchilla, presentadora del acto, entre Esperança Ponsell y Patricia García, autoras de ‘La curiositat d’en Joan’. | Click

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Estuvimos, tardes atrás, en La casa del libro, en la presentación de La curiositat d’en Joan, escrito por Esperança Ponsell Vicens y Patricia García Pazo, profesoras del departamento de Enfermería y Fisioterapia de la UIB –Esperança está recién jubilada–, e ilustrado por Judit Morales. Patricia Chinchilla presentó el libro, que gira en torno a cómo funciona el sistema nervioso del ser humano ante un dolor agudo, por qué tenemos dolor, tipos de dolores y estrategias aplicadas para disminuirlo. Y lo hace a través de preguntas que plantea un niño a las enfermeras que atienden a su hermana pequeña, ingresada en el hospital a causa de unos dolores. Es un libro ameno, entretenido y muy directo, por tanto muy didáctico, y más cuando quiénes lo cuentan son enfermeras que hablan con conocimiento de causa, y lo explican –en el libro– del mismo modo en que lo hacen en el día a día.

Naturalmente, La curiositat d’en Joan no nace porque sí, sino porque la vida pone a veces en contacto a dos personas que se complementan para emprender un trabajo. A Esperança, que escribió su tesis sobre el dolor infantil, le gusto, desde siempre, convertirla en una historia para así acercarla a la gente. Y eso fue posible cuando conoció a Patricia, enfermera y psicóloga de emergencias (GIPEC), y además coautora –junto con Rubén Ceinos– de Hem viscut sa torrentada, un libro que relata cómo vivieron la riada los habitantes de Sant Llorenç des Cardassar, concretamente un matrimonio con dos niños, vecinos de dicha localidad. «Naturalmente, tanto los padres como sus hijos son creados por la imaginación, igual que la casa donde viven, aunque lo que pasó es real, puesto que tanto Rubén como yo lo vivimos al estar de guardia ese día y tener que desplazarnos hasta allí con el equipo de emergencias, estando, por ello, en todo momento en primera línea como quien dice, lo cual nos permitió escribir esta historia».

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Patricia García y Esperança Ponsell trasladan su experiencia a un libro.

Libro solidario

Y si Patricia pudo –debió pensar Esperança–, también podré yo reconvertir mi tesis en un cuento para que así llegue más y mejor a la gente. Y encima podré más si ella lo escribe conmigo y… Pues que así ha sido, tras ponerse ambas manos a la obra. Por ello decimos que es un cuento real sobre lo cotidiano, una historia que a diario sucede en un hospital, sobre todo en lo referente a lo que suele preguntar a las enfermeras    la gente que tiene un familiar ingresado. En este caso, las preguntas son sobre el dolor, la gente está representada por el niño, Joan, las enfermeras por Laura, y los enfermos por María, la hermana de Joan. A lo dicho, hay que destacar algo más: la solidaridad de las autoras, puesto que tanto Esperança como Patricia han decidido donar todos los ingresos que obtengan por la venta de los libros    a Sonrisa Médica.

Las ratas siguen saliendo por los sucias alcantarillas de Ricardo Ortega.

Siguen insistiendo

Pese a que los vecinos del tramo de calle no reformado de General Ricardo Ortega siguen esperando la llamada del alcalde para que los escuche haciendo un café –o recorriendo la calle, como ha hecho con los de La Soledat–, están contentos, dentro de un orden, claro, al ver cómo, desde el pasado lunes, están podando los árboles de dicho trozo de calle. Y decimos dentro de un orden, porque el problema de que se caigan las ramas y pillen a alguien en su caída, como sucedió la pasada semana, no es el problema, sino que el problema es que como los árboles, a causa del mal trato recibido por mantenimiento, están enfermemos, es preciso cambiarlos por otros, como han hecho en el tramo renovado de dicha calle, «ya que si solo los podan, como los árboles no están bien, seguirán cayendo las ramas».

De vez en cuando caen ramas de los árboles a la acera de la calle General Ricardo Ortega, zona no renovada, lo cual puede provocar un accidente.

Por otra parte, recuerdan los vecinos que los coches abandonados en ese tramo siguen ahí; que hay que echar un vistazo a los imbornales de la calle por los que siguen saliendo las ratas; y que la gente sigue tropezando en las aceras llenas de desniveles. ¡Ah! Y que ese tramo –insisten– debe de ser renovado totalmente como han hecho con el otro, pues en ello se comprometió el Ajuntament a través de los carteles que puso en la calle. De cualquier modo, nos consta que el concejal Josep Lluís Bauzà, de Coalició per Palma, le va a recordar al alcalde todas esas cosas en el próximo pleno, por lo que no estaría de más que el resto de partidos de la oposición le apoyaran.