En es Jonquet reunimos a diversos representantes de las distintas asociaciones que tienen que ver con la restauración y el ocio nocturno de la zona de Santa Catalina. | Click

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Empresarios pertenecientes a  la Associació de Restauració i Oci de Santa Catalina, Associació de Restauradors de Mallorca y ABONE (patronal de salas de fiestas y discotecas) se reunieron con nosotros junto a los molinos de es Jonquet, atendiendo la petición que les hicimos a través de Alfonso Robledo, presidente de CAEB Restauració. Sabíamos que había cierto malestar entre ellos, que no por ellos, sino por cómo están rodando las cosas en dicha zona, de lo cual, prácticamente, se les está responsabilizando, cuando el problema, realmente, está en la calle.

Así, pues, Tomeu Mas, presidente de la Associació de Restauració i Oci de Santa Catalina, en nombre de los empresarios de la zona, nos fue enumerando las causas que han dado lugar a dicho malestar, no sin antes hacer hincapié en la necesidad que tienen de reunirse con los miembros de la asociación Barri Cívic, con la que comparten muchos de sus puntos de vista, y llegar a un acuerdo con los nos compartidos, «porque hablando nos entenderemos, ya que ambos buscamos lo mismo: que los vecinos vivan en paz y que nuestros negocios funcionen. Y eso se consigue dialogando, cosa que, por lo que tenemos entendido, ellos rechazan. Al menos desde 2010 no quieren hablar con nosotros».

Mayor presencia policial

Dicho lo cual, Mas señala su preocupación, «y más cuando cada año pasa lo mismo, y este año, libre de restricciones por la COVID, más todavía. Me refiero a que la gente se desmadra, pero sobre todo lo hace en la calle. Gente que procede de otros lugares de ocio, como Passeig Marítim, donde de pronto se han quedado sin tres discotecas y vienen por aquí en busca de diversión. Naturalmente, ese desmadre no sería posible, o estaría completamente controlado, si la presencia policial fuera mayor, no a las nueve de la noche, sino a la hora de cierre, que es cuando la gente se queda en la calle, encontrándose con otra que viene de otras zonas. Una presencia policial más numerosa, seguro que pararía los desmanes que se producen allí. También nos preocupa mucho que mientras continúe esa ausencia policial en la calle, a nosotros, a la hora de comer o de cenar, se nos pide todo tipo de documentación para ver si estamos en orden, cuando saben que lo estamos porque ellos tienes todos los papeles que hemos presentado para conseguir los permisos. Aparte de que eso suele producirse en el momento en que estamos a tope de trabajo, ver policías en el local no gusta a los clientes».

Tomeu Mas, presidente de la Associació de Restauració i Oci de Santa Catalina.

Los eventos de sa Feixina

«Pero es que hay más –señala Tomeu Mas–, siendo esta una zona de por sí saturada, y más ahora cuando la gente, sin restricciones de ningún tipo, le apetece más salir a la calle, el Ajuntament, sobre todo la regiduría de Govern Interior, de Alberto Jarabo, da permisos para organizar en sa Feixina ferias y otro tipo de saraos, terminando la gente en los bares y calles de Santa Catalina. Y a ver qué pasa ahora con los actos del Día del Orgullo Gay. O lo que es lo mismo: diez días de diversión en    sa Feixina, aquí al lado como quien dice, con música y diversión, con cinco barras para vender    alcohol, lo cual –venta y consumo de alcohol en la vía pública–, repito, está prohibido por la ordenanza municipal… Aparte de lo dicho –aclara–, nosotros no tenemos nada en contra de este tipo de actos; todo el mundo tiene derecho a celebrarlos. Pero el Ajuntament tendría que ubicarlos en zonas alejadas de sa Feixina, primero, porque como hemos apuntado, es una zona ya de por sí con mucha gente y pocos efectivos policiales para controlarla, segundo, porque en ella se consume alcohol y comida en la vía pública (lo cual, además de ir en contra de la ordenanza municipal, es una competencia desleal al casi centenar de bares y restaurantes que hay en la zona, con sus correspondientes licencias, y tercero, y no por ello no menos importante, por los vecinos, a quienes hay que respetarles el descanso. Por tanto, ¿por qué no organizan esos eventos en zonas apropiadas, como, por ejemplo, Son Fusteret, que además está preparado para ellos?».

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Pintadas por todas partes, hasta en los    indicadores que orientan a los visitantes.

Tras lo dicho, Mas insiste en que la solución llegará, primero, con presencia policial, sobre todo en horas punta; segundo, controlando a la gente que está en la calle, mucha de ella llegada de otras zonas; tercero, dialogando con los vecinos; y cuarto, descongestionando la zona llevando fiestas y saraos, ajenos a los bares y restaurantes de allí, a otros lugares preparados para ello. Y de esto sí que tendría que tomar buena nota el grupo municipal de Podemos, por ser ellos los responsables de este sector. Por último, señala que no estaría mal que pronto se iniciara la restauración del barrio, sobre todo en la zona de los molinos de es  Jonquet, zona que está hecha una pena... De mal. La mires por donde la mires, eh... ¿Que cómo restaurarla? Restauradores tendrá Cort para ello, pero es evidente que hay que empezar por los molinos ­–u obligando a sus dueños a que lo hagan–, porque el día menos pensado, en cualquier ventolera que haya, pueden volar las aspas, con las correspondientes consecuencias allá donde vayan a parar, y luego borrando las pintadas vandálicas, tanto en paredes como en los bancos de hierro que miran a la bahía. Porque tengamos en cuenta que es una zona protegida, como se indica en una cartel completamente pintarrajeado. ¡Pues venga...!