El esmegma es una secreción natural del cuerpo que sirve de lubricante. | Pixabay

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Aunque el nombre suene raro, es probable que muchos lo padezcan y no se atrevan a decirlo. El esmegma es una sustancia de color blanco, espesa y maloliente que suele aparecer en los genitales, tanto femeninos como masculinos, aunque es más frecuente en hombres. Se trata, sin duda, de algo incómodo e indeseable, ya que provoca cierto reparo en las personas que lo tienen y, además, puede ocasionar infecciones. En realidad el esmegma lo segrega el cuerpo como un lubricante natural. En las mujeres se produce entre los labios menores y mayores de la vagina. En el caso de los chicos, lo segregan las glándulas de Tyson, en la base del glande, para facilitar el deslizamiento del prepucio mientras se mantienen relaciones sexuales. El esmegma está compuesto por células de la piel muertas, segregaciones de la próstata y hormonas sexuales. Esta masa blanquecina suele formar bolitas entre el glande y el prepucio. Los hombres son más propensos a tener esmegma, sobre todo si sufren de fimosis o tienen el frenillo corto.

¿Qué hacer?

Lo fundamental si tenemos esmegma es extremar las medidas de higiene íntima para que no se descontrole. Si lo dejamos estar, puede llegar a ocasionarnos muy mal olor en toda la zona genital, inflamación del glande o prepucio y hasta infecciones. En muchas ocasiones se puede prevenir la aparición de esmegma con un simple lavado frecuente de la zona con agua y jabón. Así evitaremos que las células muertas se unan a la grasa y acaben formando la fastidiosa sustancia. Si, aún así, no desaparece, puede deberse ya no tanto a una falta de higiene como a otros problemas como la fimosis. En estos casos los especialistas recomiendan combinar la limpieza con algún tratamiento con antibióticos o cremas que nos puede facilitar el médico o el farmacéutico.