Protesta a las puertas del encuentro de Davos. | Reuters

TW
5

Santiago Niño-Becerra lo tiene claro: «de aquellos polvos son estos lodos». Aunque los actuales acontecimientos en la escena internacional no favorecen la estabilidad ni llaman a la calma financiera algunos 'pecados originales' sembrados hace una década y media están dando sus frutos en este preciso instante. Así lo explica el experto en economía: «Desde el 2008 la economía mundial está dopada y el efecto de las 'anfetas' ya se ha acabado; sumen el virus y el cambio en el Orden Internacional y tienen esto», dice señalando un titular en la prensa española que reza que los más ricos del mundo se preparan para la próxima crisis. «Y no será una crisis nueva: seguimos en la misma» puntualiza el catedrático catalán.

Esa referencia a la sustancia conocida como potente estimulante viene a configurar una metáfora que se fija en el hecho de que, durante quince años, la economía estadounidense y otras han falseado sus números dándole al botón de generar dinero a pesar de que este no se ampare en nada tangible. Cuando el viento soplaba en contra los tipos de interés en mínimos históricos pretendían estimular el gasto. Hoy todo eso se acabó. «Si antes del 2008 el valor del dólar era irreal hoy es absurdo aunque siga siendo un refugio. Y la economía de USA sustentada en la deuda no puede hacer frente a la inflación» recalca el catedrático de Estructura Económica en la Universitat Ramon Llull de Barcelona.

Más que una crisis a la usanza conocida parece ser más una tormenta perfecta en el peor momento posible. A uno le puede dar algo al pensar que vivimos en un permanente día de la marmota y, si bien es cierto que el actual Gobierno de España ha incrementado el salario mínimo interprofesional y ha ligado el aumento de las pensiones a la subida del IPC, la desmesura en los precios y otros condicionantes menos evidentes hacen peligrar el trecho avanzado. Así se desprende de algunos análisis de coyuntura escuchados estos días en Davos (Suiza), donde los más ricos del mundo se han reunido unos días y han debatido sobre el momento actual y los que le seguirán.

Las perspectivas de que la guerra se enquiste en Ucrania, el riesgo más que cierto de que su producción de cereales se eche a perder por el bloqueo de sus exportaciones marítimas a través de un mar Negro controlado por Rusia y la crisis alimentaria que de esto deriva y que inexorablemente se nos echa encima han motivado que el cierre del Foro de Davos no sea más halagüeño que los planteamientos con que se inició.

De la austeridad con que la UE capeó la crisis crediticia que estalló en 2008 en Estados Unidos quedó poco en los tiempos del coronavirus, donde las administraciones apostaron por la estrategia opuesta. Los ERTE en España son el ejemplo perfecto pero ahora, con los precios atenazando y la deuda disparada hay quien teme que regresen los recortes. La posibilidad queda aun lejos de la discusión pública y en Davos los líderes políticos han preferido poner el foco en las largas sesiones de trabajo con las principales organizaciones internacionales, así como con empresarios punteros y especialistas en múltiples campos del conocimiento y la tecnología. Juntos esperan poder encontrar respuestas a un conjunto de crisis sin precedentes que, como poco, aplazan la esperada recuperación económica tras la pandemia.

Sánchez acudió a Davos con su proyecto estrella bajo el brazo, el que según él convertirá a España en un referente en la fabricación de microchips para iniciar una senda de desestacionalización y diversificación de la economía nacional. Algunos como el propio Niño-Becerra lo solicitan desde hace mucho. «Cuando llegó el virus –en referencia a la Covid–, por cuadragésima vez se dijo que España tenía que cambiar el modelo productivo y hacerlo mucho menos dependiente del turismo. El virus se ha ido y, ¿han vuelto ustedes a oír hablar del tema?. No, ¿verdad?. Y, ¿saben por qué?. Pues porque España no puede cambiarlo» afirmaba recientemente el economista en sus perfiles en redes sociales.

Y qué hay del exterior. El panorama no se plantea boyante y aunque la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) no prevé que la recesión se cebe con las grandes economías admitió que no podía descartarlo por completo; asimismo, la directora general de la Organización Mundial del Comercio anticipó que si no se abren corredores seguros de Ucrania al mundo la crisis alimentaria puede durar hasta 2024. En su turno el director ejecutivo de un poderoso grupo productor de fertilizantes alertó que el número de personas que sufren inseguridad alimentaria grave y aguda se ha doblado en solo dos años. En este Foro de Davos algunos líderes europeos reconocieron su falta de acierto al fiarle durante años el suministro energético a Rusia, produciendo así una gran dependencia energética que ahora muestra su peor cara. Es curioso percatarse de que Europa es tan dependiente de la energía rusa como España y Baleares lo son del turismo internacional.