Árbol genealógico con 19 generaciones. | G.V.

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En España tener dos apellidos sea de lo más normal, pero lo cierto es que somos la excepción en Europa y en la mayoría del mundo. Aunque parezca que se trata de una tradición antiquísima, lo cierto es que es más reciente de lo que muchos creen. Hace apenas 200 años, en España la mayoría tenía solo un apellido. Hasta alrededor de 1800 los apellidos se elegían y era común que incluso los hermanos tuvieran distintos apellidos. Ya de adultos, los hombres solían optar por quedarse con el apellido del padre, o antepasados masculinos, y las mujeres, con el de la madre o la abuela. Los dos apellidos comenzaron a surgir en 1500 entre los nobles de Castilla. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando se popularizó. Se fue instaurando simplemente por puro pragmatismo: para la Administración de la época era mucho más sencillo tener identificadas a las personas si tenían dos apellidos. De lo contrario, se podían producir confusiones. En 1889, con el primer Código Civil Español, se instauró que los hijos legítimos tenían derecho a preservar el apellido del padre y de la madre.

Según las últimas investigaciones, los primeros apellidos en España datan del siglo XI. En la Edad Media servían para identificar el origen de la persona. Por ejemplo, los terminados en «-ez» significaban «hijo de». Es el caso de Rodríguez, López, González o Jiménez. Otros indicaban el trabajo de la familia (Zapatero, Pastor) o características físicas o personales (Rubio, Bueno).

¿Qué ocurre en el resto de países?

España y Portugal son los únicos países en los que los descendientes llevan el apellido del padre y de la madre. También está muy extendido en Latinoamérica. Por su parte, en el mundo anglosajón solo se conserva el paterno. En Italia tradicionalmente se ha adoptado el apellido del padre, aunque desde 2016 la ley permite llevar los dos apellidos. En Francia también se ha llevado el llamado «apellido de familia», en la gran mayoría de casos, el paterno, aunque en 2005 también incluyeron una normativa para poder elegir entre el paterno, el materno o adoptar ambos. En Gales y Brasil el apellido que se transmite suele ser el de madre.