La pila es un elemento capaz de transformar la energía química a energía eléctrica. Dentro de la pila hay una sustancia llamada electrolito. En los extremos se sitúan los electrodos que, al sumergirse en el electrolito, generan un circuito de energía cuando se conectan a un aparato eléctrico. Sin embargo, este proceso tiene fecha de caducidad y se acaba cuando uno de los componentes que reaccionan se agota. Para saber si aún se puede utilizar, existen una serie de trucos. Hace unos años era muy común pasar la lengua por uno de los polos. Si se notaba una pequeña descarga eléctrica era señal de que la pila aún funcionaba. Sin embargo, en la actualidad se desaconseja este tipo de práctica, por suponer un peligro para la salud.
Una práctica más segura y fiable consiste en dejar caer la pila sobre una superficie plana de forma vertical, sobre la parte lisa (negativa). Si hace un ruido sordo y se tiene en pie es indicativo de que la pila aún tiene carga. Por contra, si se tambalea y no hace ruido, está descargada. Esto se debe a que, con el funcionamiento, se liberan una serie de gases, lo que provoca que la pila pese menos, rebote y no produzca ese característico sonido.
¿Por qué y cómo hay que reciclar las pilas?
Es muy importante reciclar correctamente las pilas para evitar que las sustancias de su interior, altamente contaminantes (como el mercurio o el plomo), pasen al medio ambiente. Para ello, hay que depositarlas en lugares habilitados o puntos verdes. Reciclar, además de ser gratificante y una buena opción en pro del medio ambiente, también se elaboran nuevos productos y se generan puestos de trabajo.
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