Ginés nos estuvo contando con todo tipo de detalles su experiencia.

TW
0

Hace unas semanas estuvimos viendo un programa en la televisión que giraba en torno a las experiencias cercanas a la muerte. En él entrevistaban a personas que las habían tenido; personas que habiendo estado en estado de coma recordaban cómo lo habían vivido, lo que habían visto, con quién o con quiénes habían hablado estando en esa dimensión… También, sobre estas experiencias, opinaban médicos y familiares. Fue un programa muy interesante. A través de nuestros contactos, nos interesamos por conocer a alguien, a ser posible cercano a nosotros, que las hubieran tenido, no parando hasta dar con uno de ellos, Ginés Garrido, a quien, además, conocíamos desde sus tiempos de peluquero, junto con su esposa, Lina, fallecida hace 27 años. Eran tiempos en que en su salón de la calle Aragón atendían a conocidos artistas y cantantes, y a personas pertenecientes, o relacionadas con lo que por entonces se denominaba jet set, y donde, además, daban clases de peluquería…

Ginés, según nos recordó en una ocasión, se hizo peluquero para poder pagarse sus estudios de medicina. Es más, en sus comienzos, con lo ganado, en París estudió homeopatía, y más tarde, en Madrid, medicina natural, consiguiendo diplomarse en ambas. «Pero como la peluquería me reclamaba muchas horas del día, y más estando con Lina, aparqué los estudios para dedicarme a aquella, aunque debo de reconocer que, siempre que podía, seguía investigando, para retomarlos poco después de que muriera mi mujer, siguiendo en ello en la actualidad».

Su mujer, Lina, fallecida hace 27 años, le animó a que ayudara a la gente.

Lo que vivió

Alrededor de hace dos años, Ginés fue ingresado para que le extrajeran piedras de la vesícula biliar a través de un novísimo procedimiento que no requería cirugía. «Pero conmigo no fue bien, pues entré en coma, estado en que permanecí durante diez días, todo el tiempo tumbado en una cama, con pijama de clínica, paquete y bolsa para la orina, y… Pues que durante este tiempo tuve dos experiencias cercanas a la muerte, y digo cercanas, porque sin estar muerto, estuve muy cerca de la muerte». De cuanto aconteció durante su coma, Ginés recuerda perfectamente dos momentos.

«En el primero, estando yo en un campo con árboles, que me parecieron olivos, y que fue donde me di cuenta que llevaba pañal y bolsita, se me apareció el apóstol Felipe. Alto, con una pequeña barba rubia, como su pelo, y cubierto por una túnica de color marrón, me habló en castellano, pues si lo hago en arameo –me dijo– no me vas a entender. Luego me dijo que estuviera tranquilo, que aún no había llegado mi hora. Me dijo también, que cuando regresara a la vida recibiría la llamada de una persona a quien debería de aconsejar, y que a partir de ahí siguiera ayudando a sanar a la gente. Y antes de despedirse, me anunció que en unos meses, en 2021, un volcán de Canarias entraría en erupción, y que se apagaría a los 85 días. La segunda experiencia la viví con mi mujer, Lina, que se me apareció, porque me lo dijo ella, en el quinto día de mi coma, que era el aniversario de su muerte, pues tal día como hoy, de hace 27 años –me dijo– dejé la Tierra… Pero estate tranquilo, que tú, por ahora, no la vas a dejar, pues te quedan por hacer muchas cosas. En primer lugar, cuidar de nuestros hijos y de los nietos que nos dieron, que yo no conocí terrenalmente, pues me fui antes de que llegaran, pero que desde la dimensión en la que me encuentro, los veo. A Lina la encontré tal y como nos dejó, guapa, elegante y cubierta por una túnica de color blanco. Al despedirse, insistió en que debía de seguir investigando los hongos, sobre todo los denominados maitake y corio, recomendándome tener siempre a mano el primero, por lo bien que va para el páncreas, de lo cual doy fe, pues con maitake me curé la pancreatitis aguda que me originó el coma». Al volver a la vida terrena, Ginés se ha ido recuperando poco a poco hasta encontrase hoy muy bien, «seguramente gracias al maitake y a la alimentación a base de carnes blancas (conejo, pollo y pavo) y verduras, exceptuando la col, coliflor y brócoli».

«Yo sí quise regresar»

Ginés, a diferencia de otros que regresaron tras la experiencia cercana a la muerte, donde confesaron que se encontraron muy a gusto por lo que no querían volver, «yo sí que quise –asegura–, pues tenía muchas cosas que hacer todavía en el mundo de los vivos. Porque como me dijo el apóstol Felipe, a poco de volver, recibí la llamada de una persona que me dijo que su mujer padecía una grave enfermedad. Yo le recomendé lo que, desde mi punto de vista, tenía que hacer a partir de ese momento, y a las pocas semanas me dijo que había mejorado muchísimo. Por otra parte, el volcán de La Palma entró en erupción, cesando 80 días después, lo que significa que Felipe acertó. Y en cuanto a la recomendación de Lina, le hice caso, pues sigo investigando y estudiando Medicina alternativa, sobre todo en lo referente al cáncer».

Ginés vive apartado de cualquier tipo de vida social, «aunque a veces acudo a alguna presentación de libros o a una conferencia en cuyo tema pueda estar interesado. Por lo demás, mi vida es absolutamente tranquila y discreta. Y si alguien me llama y me pregunta, o me consulta algo, si está en mi mano procuro ayudarle. Eso sí, sigo los consejos que me dio mi mujer, quien también me dijo que mi hora de partir no ha llegado todavía».

Noche para reír

Para terminar, una sonrisa. O mejor, unas risas. Porque seguro que los que asistan hoy, sábado, a la sala Delirious (Centre d’Arts Escèniques), en Mateu Enric Lladó, de Palma, a ver Minimum, o si lo prefieren: Los cuentos de siempre como nunca se han contado, entre ellos Caperucita Roja, Blancanieves, La ratita presumida y Dumbo, van a reírse mucho. La compañía que representa es Minimun, y está compuesta por los actores J. Carlos Seguí, Asun Jaume Servera, Fernando Martín, Xisca Pascual, David Baltasar y Leni de la Rosa, mientras que el lenguaje es el del mimo: gestos en vez de palabras. El espectáculo dará comienzo a las 20.00 horas. Pues eso, que a pasarlo bien. ¡Ah!, sed puntuales.