La maestra reiki reposa sobre el banco donde se recibe la vaporización de útero. | Pere Bota

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Cristina Papalotl siempre se sintió diferente. De joven ya le atraían los ambientes de intelectualidad y espiritualidad, donde se estudiaban los preceptos sanadores de cuerpo y espíritu que nacen del reiki, una terapia ancestral nacida en Japón. Aunque ella los asimiló en México, de la mano de los chamanes, «fui para un voluntariado humanitario de un mes y me quedé tres años», explica esta mallorquina de origen británico, por parte de madre. De ella ha heredado unas facciones más propias del noreste inglés que de estos pagos. «De niña pasé mucho tiempo en Newcastle». El gen británico brilla en sus modos suaves, dignos de la matriarca de Dowton Abbey, aunque su vena latina se impone a la hora del saludo. Le extiendo la mano pero ella se lanza primorosa a mis brazos.

Vive en mitad de la nada, a kilómetros de cualquier comercio y/o atisbo de vida social. Su casa y centro terapéutico se alza en algún punto difuso entre Sineu y Sant Joan, en pleno Pla de Mallorca, un paraíso recortado en el horizonte por sinuosas montañas, teñido de un reconstituyente verde primaveral. El ‘jardín del buen Dios’ –como escribió Hemingway– debía parecerse a este apartado páramo ebrio de color. Tras su periplo mexicano, inició su largo viaje hacia las terapias alternativas y el chamanismo. Sanar el cuerpo y el espíritu, trabajar las emociones y liberar energías enviciadas forma parte de su quehacer cotidiano en Papalotl Holistic, un refugio para los sentidos amenizado por el canto de las aves, que habría encajado en aquella California de los años sesenta, en pleno love summer y auge del movimiento hippy. Nada más llegar, Lupita, una pequeña y vivaracha perrita cruce de Cotón de Tulear, viene a recibirme. No se despegará de nosotros en toda la entrevista.

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Cristina Papalotl, en su centro de terapia, situado en el Pla de Mallorca.

Aunque en su documento de identidad aparece como Cristina Salas Jefferson, profesionalmente se apellida Papalotl, «que en náhuatl, un idioma indígena mexicano, significa mariposa», explica nuestra sosegada dama de blanco, formada en todos los niveles del reiki, «una terapia energética donde conectas a través de tus chakras y recibes la luz y el amor del universo; y toda esa energía circula por tus manos para sanar». En México asistió a ceremonias mayas y descubrió «el mundo del sagrado femenino, de la chamana empoderada, de la Tierra y el cosmos». De su aprendizaje se nutren sus terapias holísticas, en las que «trabajamos lo físico y también bloqueos emocionales en la mujer». Aunque, sin duda, las dos prácticas que más llamarán la atención son los denominados ‘círculos de mujeres’, «espacios de reflexión enfocados a la intimidad de la mujer» y la vaporización del útero. «Los vapores vaginales son una buena atención preventiva». Afirma que esta práctica estimula la fertilidad, entre otros múltiples beneficios. Para tomar un baño de vapor íntimo, hay que tomar asiento sin ropa interior sobre un banco ahuecado, bajo el que se coloca un recipiente con agua caliente y hierbas aromáticas.