Kayode Ewumi, protagonista de uno de los memes más famosos, «el hombre pensante». | Twitter

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Es posible convertirse en un meme y muy difícil pararlo. Devenir la cara visible de una broma puede suponer una verdadera pesadilla, pues la imagen de uno se utiliza de forma masiva como caricatura. La presión en redes sociales puede traspasar límites. Es el caso de Kailia Posey, una de las caras más famosas de internet. De pequeña participó en un reallity show de Estados Unidos, donde una de sus graciosas muecas se compartió masivamente por internet hasta consolidarse como uno de los memes más famosos. Sin embargo, Kailia, con 16 años, ha muerto recientemente. Según recogen varios medios, la joven se habría suicidado, aunque esta hipótesis no ha sido confirmada oficialmente. Aunque este es un caso extremo, debido a la proliferación de cámaras y pantallas, puede que muchos se pregunten qué se puede hacer en el caso de convertirse uno en un meme.

Kailia Posey junto con la famosa mueca que la hizo convertirse de pequeña en un meme

Legalmente hay mecanismos que evitan este tipo de situaciones, «pero muchas veces la realidad supera los supuestos», explica Sergio Juan-Creix, profesor colaborador del grado en Estudios de Ciencias de la Información y la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Como posibles topes a la popularización de los memes se presentan las limitaciones por derechos de imagen, el derecho al honor, la propiedad intelectual y la protección de datos personales. Para ponerlos en marcha como defensa, se debería recurrir al análisis de las licencias de las fotografías, así como los usos del meme.

Pero, por lo general, si la foto ha sido publicada en redes sociales por una agencia, medio o un particular está sometida a las normas de esa red social que permiten su uso (que sea compartida con Rts o similar) dentro de esa misma red social. Y se permite modificarlas (según la Unión Europea) como excepción al derecho de autor, siempre que exista en la parodia una manifestación humorística no relativa a la obra original. Es decir, utilices la obra para otro mensaje. Además, si se viraliza el meme, es muy difícil hallar la primera persona que se apropió de dicha imagen y la convirtió en caricatura.