Imagen de recurso. | Pixabay

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Tomar el sol es necesario. Simplemente 20 minutos al sol aportan gran parte de la vitamina D que nuestro cuerpo necesita. Sin embargo, hay que hacerlo con precaución. Tomar el sol sin crema solar puede provocar quemaduras en la piel, pero hay que hacerlo con precaución. Exponerse a la luz solar sin protección supone un alto riesgo, ya que la piel se ve expuesta a la luz ultravioleta del sol. Esta práctica, a la larga, puede facilitar la aparición de células cancerosas y devenir en un cáncer de piel. No se trata de asustarse, sino de protegerse y tomar el sol con responsabilidad. Para ello, es importante escoger adecuadamente la crema solar.

Una de las claves a tener en cuenta es el denominado «factor de protección» (SPF o FPS), esto es: el tiempo que puedes tomar el sol sin quemarte. Es decir, si una persona en una situación normal, tardaría 10 minutos en quemarse, con una crema de FPS 15, tardará 15 veces más tiempo en quemarse (unas dos horas y media). Dependiendo del tipo de piel que tengamos (muy clara o muy morena, sensible, con btatuajes, etc.) deberemos de decantarnos por un nivel de protección más o menos bajo. Las cremas de entre 15 a 25 FPS son consideradas de protección media; de 30 a 50, de protección alta y de más de 50, de protección muy alta. También es importante tener en cuenta los rayos UVA, causantes del envejecimiento de la piel. Este tipo de protección lo suele indicar la crema solar y debe de ser de, como mínimo, un tercio.

En el caso de los más pequeños hay que tomar las máximas precauciones ante el sol, pues su piel es más sensible. Además, las fuertes quemaduras en la infancia suelen ser el origen de tumores en un futuro. Para evitarlo, hay que protegerlos con el factor de protección más elevado y volverles a embadurnar con crema cada dos horas y al salir del agua. Otro aspecto importante es no decantarse por el precio más económico. Y es que hay una serie de ingredientes sospechosos de ser dañinos (como el propylparabenybutylparaben, Ethylhexyl methoxycinnamate o el Butylphenyl methylpropional) que conviene evitar, ya que en algunos casos son susceptibles de provocar reacciones corporales.

Al ser una sustancia que acaba mayoritariamente en el mar, cabe tener en cuenta el lado medioambiental. Para no andar memorizando nombres de sustancias o listas de protectores con ingredientes dañinos para el medio ambiente, podemos fijarnos en si la crema cuenta con la etiqueta ecológica EU ECOlabel. Se trata de una europea que certifica que el producto se adhiere a los estándares fijados de sostenibilidad y que no cuenta con sustancias con serio impacto medioambiental.