Nicolás Bordoy, junto a Martina Romero, sanitaria y fotógrafa –responsable de ‘Fotos con historia en ruta por Mallorca’- y Ángela Seguí, responsable de comunicación de Aspanob, y Cristina Martín, educadora de la asociación. | Click

TW
1

Nicolás Bordoy es sanitario de la unidad de cuidados intensivos de la clínica Juaneda-Miramar. Y en su tiempo libre, modelista, y dentro de este mundo, presidente de Amigos del Modelismo de Mallorca, sociedad integrada por 30 socios que, igual que los de otras asociaciones similares, se dedican a elaborar, ya bien con madera, metales o resinas, más o menos diminutas figuras de personas, máquinas, incluso edificios. Es una actividad que se mantiene es gracias a unos pocos artesanos en este mundo de tecnología.

Y Nicolás, como modelista, acaba de regresar de Valencia, donde el pasado fin de semana participó en un campeonato internacional de modelismo, al que asistieron, presentando obras, alrededor de 800 modelistas, algunos venidos de Portugal y Francia, donde alcanzó la medalla de oro de dicho certamen con la obra, fabricada con resina, y pintada con acrílico, Saladino, «un título que para mí es un honor, y más cuando se presentaron unas 2.300 figuras». Este jueves por la tarde estuvimos hablando con él en la terraza de un bar de Los Geranios. Estaba con Cristina Martín y Ángela Seguí, educadora social de Aspanob y responsable de comunicación de dicha asociación, respectivamente, y la fotógrafa y organizadora de Fotos con historia en ruta por Mallorca, Martina Romero.

Nicolás nos muestra la medalla conseguida con Saladino y el sanitario de UCI.

Aspanob

«Y estoy aquí con ellas –nos dijo– porque como los días 23, 24 y 25 de septiembre vamos a celebrar en s’Escorxador una exposición modelística a nivel internacional, en la que esperamos una notable asistencia, tanto a nivel nacional como internacional, y uno de los días, posiblemente el 24 o 25, lo vamos a dedicar a dar un curso de modelismo para niños, habiendo pensado en los de Aspanob y en hijos, o familiares, de miembros de la Guardia Civil, ya que este año celebra el 175 aniversario. Es un curso –matiza– para unos quince niños. Porque con más no es conveniente». Ni que decir tiene que, además de este curso, se organizarán otros actos, tales como una conferencia sobre la mujer en la Guardia Civil, posiblemente una muestra de perros que utilizan las Fuerzas de Seguridad del Estado, y recreaciones de combates medievales y de uniformes de distintas épocas, además de una    exhibición de jeeps, tamaño real,    de la Segunda Guerra Mundial, y otra de bailes regionales, a cargo de la Associació s’Olivera. Tiene un programa, como puede apreciarse, muy completo, al que podrían sumarse otros actos.

El ‘Sanitario de UCI’, un homenaje a los sanitarios.

‘Saladino’ le dio la medalla de honor del certamen.

Sanitario de UCI

Como hemos dicho al principio, Nicolás Bordoy es sanitario de UCI, lo cual ha hecho que, desde el principio, viviera la pandemia en su máxima intensidad, «o como se dice vulgarmente, en primera línea de combate, en la que me pasé muchas horas al día, tantas que a veces me quedaba a dormir en la clínica, entre otras cosas porque no podía ir a casa, pues podía contagiar a mi familia. Y como allí, solo, no podía conciliar el sueño, tanto por lo que había vivido durante ese día, como lo que me esperaba al siguiente, me dedicaba a hacer modelismo, figuras, entre ellas la de un sanitario, con careta, pintada con acrílico, que he regalado a la UCI de mi lugar de trabajo, a modo de homenaje a los sanitarios. Y vivir así, durante días, en el lugar de trabajo, lo hice hasta que la Conselleria nos puso un hotel, donde también estuve solo, como también solos estuvieron los demás, pues estábamos aislados. Sí, fueron días muy duros… No solo por el trabajo, que se nos multiplicaba, sino por lo que vivíamos…».

No se contagió

Durante la conversación, Nicolás va recordando algunas de las experiencias que vivió durante este duro periodo, «muchas de las cuales me marcaron, como, por ejemplo, ver cómo los fallecidos    eran introducidos en una funda de plástico, a su vez colocados en un ataúd, sin que sus familiares pudieran darle el adiós debido a que las normas anti COVID no lo permitían... Sí, fueron días, meses terribles... Días, sobre todo los primeros, en los que nadie se podía imaginar lo que estaba pasando, ni la magnitud que la COVID iba adquiriendo. Días en los que apenas teníamos algo con qué hacer frente a la que se nos venía encima. Afortunadamente, parece que ya todo pasó... Pero lo más lamentable de lo acontecido es que todos no lo han podido contar. Yo, lo reconozco, tuve suerte, pues estando donde estuve, no me contagié».