Nívola Uyá en su estudio de Bunyola. | M. À. Cañellas

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Versatilidad. Probablemente esa sea la mejor definición para esta talentosa ilustradora, licenciada en Ciencias Ambientales, que ha expandido su arte en diferentes formatos a los que brinda una poderosa identidad visual. Cada imagen de Nívola Uyá parece contar una historia que no podría tomar otra forma más que la de los colores, los trazos, el concepto y la composición. Sus dibujos son modos de comunicar una idea que parece tangible y, a la par, dispara los sentidos.

«Hace más de 15 años aterricé en Mallorca para incorporarme a un trabajo como ambientóloga, aún no sabía que me esperaba un futuro como ilustradora», explica la artista valenciana. «Después de dos semanas, sentí que quería vivir aquí, me fascinó la proximidad de la montaña y el mar, la naturalidad con la que convive lo rural con lo contemporáneo, la diversidad de paisajes y la presencia de las tradiciones y la Naturaleza en el día a día». Cuando supo que su futuro discurría, inexorable, por la vía creativa, aprendió a manifestarse a través de sus trazos, usando una paleta de colores luminosos, con los que diseña un imaginario mágico-realista. Ha trabajado en soportes como el mural, la animación audiovisual y la ilustración de libros. Su labor se ha granjeado varios premios internacionales: Primer Premio de Ilustración del Institut d’Estudis Baleàrics (2007); ganadora de la Medalla de Plata a la Mejor ilustradora en los Moonbeam Children Book Awards (2013); primer premio en los Living Now Awards (2014); o el Premio al Mejor Álbum Ilustrado en los International Latino Book Awards (2015), entre otros.

Ilustración y música

«No soy muy de tendencias fijas, me gusta beber de muchas fuentes. Sigo a creadoras de diversas disciplinas y a muchos ilustradores. Ahora me interesa mucho todo lo orgánico, natural y artesanal y su maridaje con la ilustración», afirma esta creadora que colaboró con el conjunto irlandés Verona Riots. «Es una historia muy bonita, los escuché en Dublín, me enamoró su energía y fuerza en directo, me quedé con ganas de comprar el CD. Al regreso, contacté con ellos, por si estarían dispuestos a hacer un envío a España o un intercambio creativo. Después de unos cuantos mails, acabé ilustrando su segundo álbum. Medio año después nos invitaron al concierto de lanzamiento, y tras el reencuentro, pensaron de nuevo en mí para realizar su videoclip Live for the Moment». Su desempeño fue «completamente artesanal», siguiendo la técnica de la stop motion con recortes de papel. «Trabajé durante tres meses junto al animador Alberto Serrano. Generamos más de 400 recortes de papel que fuimos animando en más de 2.500 fotografías».

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Su colaboración con la banda irlandesa le abrió las puertas de otro proyecto musical. Esta vez fue la banda Mel i Sucre quien le encargó la dirección artística del videoclip El cor del Bosc. «Fue un proceso distinto, grabamos en el bosque, con los músicos y con marionetas de cartón». Reconoce Nívola que este medio le seduce. «Aportar lo visual a un tema musical es estimulante. La música es un catalizador que me ayuda a crear, me ofrece otros ingredientes como el ritmo, la tonalidad, la emoción de la melodía. Las puertas de mi estudio siempre están abiertas a la música», confirma.

Metodología

Como la mayoría de creadores, la metodología creativa de Nívola sigue una pauta. En su caso, la calma. «Cuando pinto estoy en un estado de relajación atenta muy agradable, parecido a un estado meditativo, las pinceladas fluyen y los colores toman sus propias decisiones». Este es un tema en el que ha estado trabajando. «En estos tiempos de confusión, saturación de información y tanto ruido, tenía ganas de trabajar con el silencio y acercarlo a la infancia». De ahí que su próximo trabajo lleve por título Silencio. Se trata de «un álbum silente, un libro sin palabras, un género poco frecuente, que plantea un viaje entre el sueño y la realidad por un río profundo y con la naturaleza, sabia en silencios, como escenario». Este sutil y delicado trabajo verá la luz en un par de meses, publicado por Cuento de Luz.

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Otro de sus trabajos, Un baño en el bosque, en el que además de dibujar firma el texto al alimón con Marc Ayats, ya va por la segunda edición, tanto en su versión inglesa como española. «Queríamos transmitir un cambio de concepción de la naturaleza, pasar de verla como un recurso que necesita que lo gestionemos, a un misterio. El misterio de la Vida, que nos engloba como seres humanos, y del que nosotros también formamos parte».