Rafael Guerrero la otra noche en la plaza de España de Palma. | Click

TW
0

La otra tarde, en el programa de radio Las tardes del Cristal, coincidimos con el detective madrileño Rafael Guerrero. Detective y escritor de novela negra. Como fue muy interesante lo que contó, quedamos en el mismo lugar con él, al día siguiente, para charlar un rato. A simple vista, lo bueno de Rafael, en cuanto a aspecto y forma de vestir –vaqueros, camiseta de manga corta y deportivas–, unido a su carácter abierto y muy comunicativo, es que puede parecer cualquier cosa menos un detective. Porque nada que ver con uno al uso en cuanto a su forma de vestir: sombrero, gabardina y gafas oscuras –al uso, o como nos los imaginamos muchos tras haber visto películas, o leído libros en los que el detective es el protagonista–, lo cual, vestir así, tan de sport, le va bien para la profesión que ejerce, en la que lo importante es pasar desapercibido.

Es madrileño, estudió Investigación Privada –la carrera, de tres años, la hizo en la Complutense–. Tras obtener el título, solicita la licencia, y a partir de ahí tiene tres opciones: trabajar para terceros, abrir un despacho o dedicarse a otra cosa. Opta por la segunda. En Madrid abre Grupo Agency World Inv, donde, con el tiempo, llegan a ser ocho personas, aunque ahora son cinco. «La COVID-19 nos obligó a reducir plantilla, pero, poco a poco, la vamos recuperando».

Rafael, al margen de su profesión, en la que ha cosechado notables éxitos, es también personaje mediático, ya que ha aparecido en diversos programas, como Equipo de investigación y La sexta noche, (La Sexta), Las mañanas, (TV1), Tras la pista (Tele Madrid), Detectives, (Crimen&Investigación), etc. Aunque su fuerte no son las infidelidades, «que trabajamos en ellas por supuesto, pues estamos abiertos a todas las demandas, estamos especializados en asuntos empresariales y mercantiles, que engloban los conflictos que pueda haber entre socios, en el sentido de que uno de ellos se puede sentir engañado por el otro, u otros, y entonces reclama nuestros servicios. También, cuando una empresa contrata a un ejecutivo que presenta un amplio currículo, a veces nos pide que indaguemos la veracidad del mismo; la desaparición de personas, a corto y largo plazo –las primeras, generalmente, son de jóvenes que, por discrepancias con los padres, se han marchado de casa y aparecen días después en la del amigo o en la de la novia; o de los que han abandonado el hogar, y a quienes, años después, tras solicitar la familia nuestros servicios, encontramos viviendo en otra ciudad, o en otro país–, localización de herederos y alguna infidelidad… ¡Ah!, y despedidas de soltero, en las que el novio o la novia nos contrata porque quiere saber qué hace su pareja en su despedida de soltero».

Se cobra por adelantado

Naturalmente, antes de ponerse en marcha, una vez que el detective conoce el caso, hay que hablar de la minuta. «Esta puede depender de lo que solemos cobrar por horas, que cobramos por adelantado, más los gastos que la investigación pueda generar. Por ejemplo, si acordamos un precio para seguir a un marido cuya esposa sospecha que le engaña, pero que durante el seguimiento resulta que aquel toma un avión a Londres, hemos de preguntar a la persona que nos contrata si está dispuesta a pagar nuestro billete y estancia. O si el marido queda con su amante en ir a cenar a un restaurante, que suele ser generalmente caro, preguntamos también a quien nos contrata si paga nuestra cena… Es decir, que tras haber acordado el precio de nuestro trabajo, cada vez que se produce un incremento de este, hemos de consultar al cliente si se hace cargo». Y en cuanto a los seguimientos, «generalmente los hacemos en moto, pues maniobras mejor. Y si es en el extranjero, contamos con otros detectives del país a quienes mandamos el horario posible de llegada al aeropuerto y fotografía del personaje, a fin de que le estén esperando y le sigan. Naturalmente, nosotros también vamos tras él, pero con la tranquilidad de que está controlada su llegada y seguimiento… Parece como si fuera de película lo que cuento, pero es la realidad. Y en cuanto a las cámaras fotográficas, de vídeo, con y sin audio, y micros, que utilizamos, son todos muy diminutos y de última generación».

Escritor

Y en lo referente a sus relaciones con la policía, dice que son buenas. «Ningún problema, sino todo lo contrario. Ellos hacen su trabajo y nosotros el nuestro. Y en el caso de que en el transcurso de la investigación que hacemos descubramos algo que sea un delito, la ley nos obliga a pararla y a informar a la policía para que la siga».

En España, según nos cuenta Rafael, hay 1.200 despachos de detectives abiertos, de los cuales el 30 % están dirigidos por mujeres. ¿Significa eso –le preguntamos– que la de detective es una profesión de hombres? «En absoluto. En las aulas de Investigación Privada de la universidad, y lo digo con conocimiento de causa, pues doy clases en dos de ellas, hay más mujeres que hombres. ¿Que luego se dedican a otra cosa...? Es posible, porque, si no, no habría tanta diferencia. Y es una lástima, ya que la mujer, en investigación privada, aporta mucho. Su gestión es buena, igual que su forma de investigar».

Como hemos dicho, Guerrero escribe novelas. Y al igual que John Grisham, las escribe inspirándose en los casos que ha llevado su despacho. «Sí, he publicado cinco novelas, todas inspiradas en casos que nuestra oficina ha resuelto, eso sí, cambiando el nombre de las personas que aparecen en ellas, así como algunas situaciones. Y es que la ley nos obliga a ello. Pero no hay problema, lo cambias y ya está. La primera, Un guerrero entre halcones, gira en torno a una competencia desleal. La segunda, Muero y vuelvo, que se desarrolla en Brasil, tiene que ver con un asunto de seguros; la tercera, Ultimátum, cuyo escenario es Siria, también tiene que ver con la guerra; la cuarta, Yo, detective, aborda el caso de un español que desaparece en India; y la quinta, La verdad no hace amigos, ha sido ganadora del Premio Wilkie Collins de novela negra».

Guerrero, que está en Palma, no por un servicio, sino para visitar a su chica, que vive aquí, nos recuerda algunas de las máximas que tiene, y que si las aplica es porque le dan buenos resultados. Primera: lo importante no es cómo empieza una investigación, sino cómo acaba. Segunda: has de saber reconvertirte. Tercera: debes de ser muy metódico, saber gestionar la incertidumbre y la imprevisibilidad. Y cuarta: un caso puede cambiar cada minuto.

Por último señala que las agencias «nos llevamos bien, y a veces colaboramos. Me llevo bien, por ejemplo, con la agencia de Cabanach. Me consta que su fundador, Cabanach, hizo mucho por la investigación privada»