Gloria Lomana, este martes en Puerto Portals. | Pere Bota

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Gloria Fernández-Lomana García (Madrid, 1959), conocida como Gloria Lomana, fue la directora de los informativos de Antena 3 entre 2003 y 2016. En la actualidad es presidenta de 50&50 Gender Leadership, una consultora de comunicación pionera especializada en programas de igualdad y liderazgos femeninos. Está casada con Josep Piqué, exministro de Aznar, expresidente de Vueling y exconsejero de OHL. Actualmente es presidente de la compañía aeronáutica ITP Aero (Grupo Rolls-Royce). Lomana estuvo ayer unas horas en Palma participando en el II Foro de Liderazgo Compartido y Competitividad, celebrado en la CAEB.

¿Cómo y cuándo descubrió Mallorca?
–Vine ya de niña, pero fue en 1995, a raíz de unas jornadas periodísticas que se celebraban en Son Servera, que descubrí esta maravillosa Isla. Nos gustó tanto a mi marido y a mí que unos años más tarde compramos un pequeño apartamento en Pula.

¿Vienen mucho?
–Lo habitual sin pandemia eran tres veces al año: a finales de enero para disfrutar de estos maravillosos días de sol de invierno, en verano tras haber realizado un viaje, y en noviembre.

Para usted, las distancias en Mallorca son una broma viviendo en Madrid.
–Ja, ja. Y tanto. Además, yo ya empiezo a disfrutar de la Isla en el trayecto en coche del aeropuerto a Son Servera con esos paisajes tan increíbles. Aquí es donde recargo las pilas, me da mucha energía.

¿Cómo disfrutan de la Isla?
–Es fácil con tanta belleza tanto en el interior, como en los pueblos de montaña o en la playa. Solemos hacer una vida muy tranquila.

Hubiera jurado que no le gusta la playa.
–Por mi piel ¿no? Ja, ja. ¡La playa me encanta! Lo que me cuido mucho es de tomar el sol.

Usted ha entrevistado a casi todos los presidentes del Gobierno.
–A Suárez no le entrevisté, y a Pedro Sánchez como recién elegido secretario general del PSOE. Son todas unas personas muy interesantes y cada uno con su personalidad. Unos más seguros, otros más retadores…

Hacía entrevistas cara a cara con ellos muy intensas. ¿Cómo las recuerda?
–Suponía un subidón de adrenalina porque en esos tiempos las televisiones tenían una audiencia importante. Era media hora o cuarenta minutos en directo muy intensos.

¿Recibió muchas presiones?
–Ya me conocían y sabían qué me podían decir y qué no. El compromiso era con el ciudadano. Teníamos una responsabilidad y debíamos un respeto a los espectadores. Yo hacía las preguntas y ellos contestaban. Y todos lo respetaron.

¿Le parece que es más fácil criticar a un periodista de derechas que de izquierdas?
–Hay ese sesgo, es cierto. Lo achaco en parte a la historia reciente de España

Hace unos tres años montó una consultora especializada en programas de igualdad y liderazgos femeninos. ¿Por qué?
–Porque creo que las mujeres no tenemos el papel que nos corresponde en las empresas. Si un hombre tiene carácter es un líder, si el carácter lo tiene la mujer es una mandona. Es un ejemplo de lo que hay que cambiar.

¿En qué se diferencia su feminismo del de la ministra de Igualdad, Irene Montero?
–Yo creo en el feminismo por el que aboga la ONU: el de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, el del 50 y 50 por ciento, pero que no concierne sólo a las mujeres, sino también a los hombres.

¿Y no cree que Montero crea en lo mismo?
–Creo que ella es más partidaria de pensar que el feminismo es un asunto sólo para las mujeres.

¿Qué le dice la expresión ‘puertas giratorias’?
–Creo que existen casos reprobables en los que después de ejercer una función pública se ha acabado en un despacho de una gran empresa, pero no me gusta emitir juicios generalizados. Ha habido políticos con una gran preparación académica y una gran experiencia profesional que durante un tiempo estuvieron en política y luego volvieron a la empresa privada.

¿Cómo cree que se está informando de la COVID?
–Todo es mejorable, pero es que el impacto fue tan bestia.... Me quedo con el ejemplo de responsabilidad de la ciudadanía al vacunarse masivamente y con la lucha de las comunidades autónomas.