Vehículo en cuestión, ‘aparcado’ en la calle Furió desde hace meses | Click

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Vecinos de la calle Furió, esquina con calle Pedregar, sita en la zona de Marqués de la Cenia, están que lo flipan viendo que el coche denunciado por estar abandonado ahí «desde hace 12 meses», o sea, que está ahí año y medio, por lo menos, sigue ahí. En septiembre pasado, desde esta página, dimos cuenta del suceso, contando que se trata de un vehículo Renault de color blanco, sin matrícula y que está repleto de sacos conteniendo tierra, lo cual lo ha convertido en un nido de ratas y de otros bichos. Aparte de que el coche ahí no deja de ser un pegote y un atentado a la estética de la calle y a la vista –y olfato– de los vecinos, quienes cuentan –seguíamos comentando en septiembre– que habían informado del asunto a la Policía Local y a Cort, pero es evidente que no les han hecho caso… O mejor, sí les han hecho caso, ya que hace dos meses –mediados de noviembre– la policía pegó en su parabrisas una nota a través de la cual se ruega al propietario que lo retire, de lo contrario, no solo será denunciado, sino que el coche será retirado para ser tratado como residuo urbano.

Pero, por lo que vemos, a día de hoy, si por una parte el propietario sigue desentendiéndose de la advertencia de retirar el vehículo que se le ha hecho desde la policía, por otra, la grúa municipal tampoco lo retira, porque si lo hubiera hecho no seguiría ahí... ¿Hasta cuándo?. Porque los vecinos ya no saben qué hacer, ni tampoco sabemos a qué espera la policía para proceder, por lo que… ¿Volveremos a denunciar desde estas páginas que ese coche sigue ahí dentro de dos meses…?

Y encima, impuestos

Recientemente, en una crónica sobre la entrega de juguetes por parte de SOS Mamás a niños de familias sin apenas recursos, os hablé de la gran labor que están haciendo las organizaciones sociales en favor de los más desamparados, algo que requiere un gran esfuerzo, y dedicarle muchas horas, por parte de quienes las integran.

PALMA. NAVIDAD. Coca-Cola y la Navidad. Con el apoyo de Coca-Cola

El voluntariado es fundamental en los comedores sociales.

Siempre buscando ayudas

Hoy os contaré que al esfuerzo humano –y aquí incluimos al voluntariado en general, sin el cual esta obra no sería posible–, hay que añadir el dinero que precisa la ONG, concretamente Tardor –que podemos hacer extensivo a otras–, pues salvo puntuales subvenciones por parte del Govern –la última ha sido de 25.000 euros para adquirir, por indicación de este, los táperes en los que se sirve la comida–, han de buscar ayudas dónde sea, como han hecho ellos, llamando a las puertas de las fundaciones Kalonge y Hadas, o a asociaciones sin ánimo de lucro, como Yatching gives back, sin olvidar a entidades privadas y ciudadanos anónimos. Porque si no fuera por ellos, no podría hacer frente a los recibos de la luz, agua y gas, al pago de los seguros y gasolina, al de los alquileres –ellos, en concreto, de cinco: locales de Tardor, Llar Inge, Llar Kurt, además de dos almacenes y el del Centro de Atención Familiar–. También, gracias a estas ayudas, pueden servir más de 14.000 comidas a la semana, repartidas entre las del comedor social (7.800), familias sin medios (5.208) y a los dos Llar (1.600). Y por si fuera poco en cuanto a gastos, han de abonar también los impuestos.

Toni Bauzá, de Tardor, hace un repaso a lo que se les viene encima.

Otros proyectos

Toni Bauzá, una de las cabezas visibles de Tardor, que es quien nos facilita estos datos, señala que cuentan también con 620 euros cada mes de parte de ciudadanos que aportan un euro cada uno por mes, a través de una cuenta que figura en la web de este comedor, «lo cual no es suficiente, y más en este año, en que todo vale más a causa de la subida de la electricidad, el gas y la gasolina, mientras que el dinero vale menos, por lo cual has de trabajar más para ganar lo mismo. También has de añadir que hay más gente a la que atender, porque con la pensión que cobran, o con la ayuda familiar que perciben, no alcanzan siquiera a pagar el alquiler de una habitación digna y comer. Y aquí incluimos a pensionistas de baja pensión, familias monoparentales, de las que el 48 % del país están en riesgo de exclusión social, por lo que, tarde o temprano, llamarán a nuestras puertas; a personas que no han podido ahorrar, pues el verano no ha sido bueno… Y aquí, en lo de «llamar a nuestras puertas, me refiero a todas las asociaciones que trabajamos a favor de ellos. Por tanto, y en lo que a nosotros respecta, no nos queda más remedio que aplicar aquello de a grandes males, grandes remedios. O lo que es lo mismo: buscarnos la vida para conseguir más medios. ¿Que qué hemos hecho? Hemos creado Inmotardor, una inmobiliaria social que ofrece todos los servicios de cualquier inmobiliaria, y cuyos beneficios los invertimos en el mantenimiento de la infraestructura de Tardor. Por otra parte, asociándonos con la empresa de construcción Sa Formiga Fanera, pretendemos crear un convenio de colaboración con un doble objetivo: dar trabajo a personas en paro de larga duración, y los beneficios que nos correspondan dedicarlos a construir nuevos centros habitacionales, a pensión completa, para personas vulnerables».