Dos expertos que opinan sobre la ducha diaria. La Dra. Ximena Rodríguez y el Dr. Alejandro Pou son dermatólogos en el Hospital Juaneda Miramar y el Instituto Balear de Dermatología, respectivamente. | Archivo

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Se imagina vivir sin agua ni jabón? Diga adiós a las duchas matutinas. Incluso tras realizar una actividad física intensa. Así vive James Hamblin, profesor de Yale y especialista en medicina preventiva. «Te acostumbras, al final lo ves como algo normal», le cuenta a un periodista de la BBC que asiste atónito a sus palabras. Ya acumula cinco años sin ‘catar’ el agua y asegura que «la vida sigue igual», y no se refiere a la canción de Julio Iglesias. El catedrático, que insiste en que nunca hay que dejar de lavarse las manos con gel hidroalcohólico, sostiene que en el resto del cuerpo, cabello incluido, no es necesaria la higiene, y mucho menos diaria. Lo cotejamos con dos destacados dermatólogos, después de todo, quizá el bueno de James Hamblin no sea el rematado chiflado que algunos pregonan.

A la pregunta de por qué ha dejado de ducharse, Hamblin responde «quería entender lo que sucede, sé de muchas personas que se bañan muy poco, sabía que era posible, pero quería intentarlo por mí mismo para ver cuál sería el efecto». Según el Dr. Alejandro Pou, del Instituto Balear de Dermatología, «no es sano, la higiene es lo que más vidas ha salvado en la historia». No obstante, advierte que «ducharse diariamente con abundante jabón no es lo mejor para la piel pues destruye el manto ácido natural». Entonces, ¿en qué quedamos? Desde un punto de vista meramente dermatológico, la frecuencia ideal para ducharse sería de «dos veces por semana». Aunque puntualiza que podemos hacerlo a diario «con poco jabón y que no sea agresivo».

Riesgos para la piel

Es de su misma partida la Dra. Ximena Rodríguez, dermatóloga del Hospital Juaneda Miramar, quien sostiene que «no ducharse va a producir un cambio en la flora cutánea, favoreciendo la afloración de microorganismos patógenos, ya sean bacterias, hongos, levaduras... su proliferación produce el mal olor y aumenta también el riesgo de infecciones en la piel».

En cuanto a la frecuencia ideal para ducharse, la doctora afirma que «saltarse una ducha de vez en cuando no es malo ni bueno para la piel», y coincide con su colega en la necesidad de «no utilizar jabones muy fuertes ni esponjas abrasivas», de lo contrario «la piel se resentirá y acabará teniendo problemas», puesto que «al lavarse demasiado se elimina el manto lipídico que nos proporciona protección frente a las agresiones externas».

Ante la perspectiva de una temporada alejado del agua, cabría preguntarse cuál sería la reacción de nuestro organismo. «Depende mucho de la constitución y la actividad de la persona. Además del olor, la piel se hace más áspera y de color más irregular, más oscura».

El olor

El tema del olor merece capítulo aparte. James Hamblin asegura que, transcurrido un período de adaptación, el cuerpo deja de desprender un aroma pestilente. «Lo que ocurre es que no percibimos nuestro propio olor, me gustaría conocer la opinión de quienes le rodean», subraya con ironía el Dr. Alejandro Pou, que, no obstante, matiza que «la percepción agradable-desagradable del olor tiene un gran componente cultural, puesto que han habido épocas de la historia en las que quien se percibía como desagradable era el que se perfumaba, ya que el resto tenía muy poca higiene».

La opinión de la Dra. Ximena Rodríguez no difiere de la de su colega en el punto de la reacción del cuerpo a la ausencia de aseo. «Hay un acúmulo de sebo, sudor y microorganismos patógenos que puede culminar en una funiculitis, que es una infección superficial de los folículos pilosos; así como la formación de unas manchas marronáceas en el cuello y otros sitios donde se acumula el sudor». A nuestros expertos no les ha costado desmontar la coartada de James Hamblin, que en su entrevista para la BBC animaba a no comprar ningún tipo de producto limpiador, ya sea para el cuerpo o el cabello, y así penalizar a la lucrativa industria de los jabones.