Jordi Méndez, feliz con su Indoraptor, y Gerard Méndez, con su avión de Eurowings. | Pere Bergas

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Acompañados por sus padres, los niños aprovecharon ayer la soleada mañana para estrenar los juguetes que les trajo Papa Noel. El particular sonido hueco de una pelota nueva se escuchaba a tres calles de la plaza de Serralta, donde Fernando y su hijo Lucas jugaban a primera hora de la mañana. «También pedí un reloj digital; quedan regalos en casa de los abuelos, igual está allí», comentó el pequeño, a lo que su padre replicó: «Todavía queda un buen rato para ir, es lo que tiene levantarse tan temprano».     

Como es habitual entre los benjamines, Noé siempre heredaba la bicicleta de su hermano mayor, pero ayer estaba de estreno: «Pensaba que la traerían los Reyes, estoy muy contento», afirmó antes de seguir pedaleando por el parque de sa Riera. Allí también se encontraba la familia Zhen, que estrenaba las nuevas raquetas.

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José, Tomás y su padre José jugaban a fútbol.

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Pablo, Marga y Noé paseaban por sa Riera.
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Marc y Ariel estrenaban nuevas prendas deportivas.

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Los Zhen estrenaban raquetas en sa Riera.

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Juan Ramón Llull y su padre en el parque de ses Estacions.

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Marce, Clara, Blanca y Samuel, en el Parc de la Mar.

En el parque de ses Estacions, montado en su nueva moto de policía, Juan Ramón Llull, de cuatro años, vigilaba que todo estuviese en orden; en el Parc de la Mar, Marce Martínez y sus hijos Clara, Blanca y Samuel jugaban a ping pong, y en casa les esperaba su nueva Nintendo Switch. Uniformados con la equipación del Mallorca, Tomás y José Ramis jugaban a fútbol con su padre José, que tuvo que rescatar el nuevo balón en un par de ocasiones. Por su parte, los hermanos Jordi y Gerard Méndez estuvieron muy ilusionados con su Indoraptor y su avión de Eurowings, que hicieron volar su imaginación.