Óscar Flores, en una artística imagen publicada en sus redes sociales.

TW
1

Óscar Flores (Comodoro Rivadavia, Patagonia argentina, 1977) es uno de los bailarines del mundo más destacados en la modalidad de belly dance y ha llevado su arte por América, Europa y hasta el lejano Oriente. Flores participó en el festival tanto bailando como ofreciendo una masterclass.

Patagonia y baile oriental. ¿Cómo se llega a esta mezcla?
– No es tan extraño. La Patagonia argentina es un crisol de culturas. De hecho comencé con el flamenco, pero aparte del baile oriental también aprendí bailes de Brasil, Grecia, Rusia... hasta once estilos diferentes además del tango.

Pero se quedó con la danza oriental.
– Sí, porque me permite una fantasía que no hay en otros estilos que tienen unas coreografías y unos pasos más determinados como el flamenco o el tango. La danza oriental es un baile de fusiones.

¿Qué tal la experiencia en el Étoiles d’Orient?
– Maravillosa y más después de haber tenido que estar tanto tiempo parado por la pandemia. Me habían invitado en otras ediciones pero en estas fechas siempre estaba en Sudamérica actuando y me era imposible. Pero este año por fin sí que he podido acudir y he disfrutado mucho.

Como profesor, ¿cuál es el consejo que más da?
– Son dos: respirar, porque a veces al bailarín, por los nervios, se le olvida respirar, y esto da una imagen de tensión, y también que el bailarín debe tener su propio estilo.

Desde 2020 tiene una escuela de baile online. ¿Fue debido al coronavirus?
– No, la abrí antes y permite tener un título reconocido para poder tener sin problemas una visa de trabajo en 42 países. Son 450 horas y me supone un gran trabajo de grabar y producir clases. Por otra parte, DanzArte es un programa para profesores de España que comencé hace unos meses y ya contamos con 52 profesionales.

También estuvo trabajando diez años en un banco de su país.
– Sí, entre 1999 y 2009. Me dieron un premio como uno de los mejores ejecutivos de la banca privada y ese día les dije que a los seis meses me quería ir porque mi carrera como bailarín comenzaba a despegar y me reclamaban en países de Europa.

Le tocó la época del ‘corralito’.
– Sí, al poco de entrar. Muy triste. Vi situaciones muy angustiosas. Incluso un hombre entró con una pistola reclamando su dinero y también sufrimos un atraco. Pero en líneas generales hubo mucha empatía con los ciudadanos porque veían que nosotros también éramos damnificados. Esa época fue muy estresante porque bailaba, trabajaba, daba clases, estudiaba y apenas dormía cuatro horas al día. Pero trabajar en el banco me facilitó estudiar Economía, Management, Márketing, soy técnico electromecánico, despachante de aduanas, técnico de comercio exterior y ahora me estoy formando como personal trainer y fitness trainer para dar clase poniendo mucho cuidado en evitar lesiones.

Vivió también tres años en China.
– Sí, y me convertí en un personaje muy famoso. Vivía en un hotel de lujo, me llevaban en Lamborghini, grabé dos realities, anuncios y mi cara estaba en los platos de muchas casas del país. Pero unas Navidades, al volver a mi casa de Argentina vi que me estaba cambiando y al regresar a China pedí vivir en un apartamento, vivir una vida más real y propia y volver a ser yo.

¿Cómo pasó el confinamiento?
– Fue muy duro porque paré todas mis actuaciones, yo que viajaba 40 semanas al año y además mi pareja trabaja en un hospital y estuvimos tres meses sin podernos abrazar. Fue muy duro.