Susy Gómez, durante la entrevista.

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En un instante pasamos de estar desconcertados, confundidos, rascándonos la cabeza y sin saber qué hacer a que se encienda una bombilla en el fondo de nuestra mente y lo vemos todo claro. Es lo que le ha ocurrido a Susy Gómez, la artista y la mujer, madre e hija. El camino para llegar al momento ‘eureka’ suele ser tortuoso y el suyo lo ha sido. Quizás esta sea la etapa más personal e íntima de la artista Susy Gómez.

¿Cómo la presento en este momento de su vida tan especial?

–Esta etapa me confirma cómo siempre ha funcionado mi vida. Cuando una cosa te pasa varias veces a lo largo de una vida creo que hay un patrón, que a pesar de ser personas preparadas para salir a buscarnos la vida libremente, ese patrón nos muestra que las cosas también llegan a uno. Ahora me doy cuenta de que muchas cosas han venido a mí y me han sorprendido.

¿Qué cosas?

–Siempre quise ser artista y sabía que desarrollaría una gran parte de mi vida dedicada al arte, pero nunca pensé que llegaría a formar parte del sistema del arte. Mi carácter hacía que ser artista fuera una parte muy interna de mí, casi intocable. Pensé que el arte que estaba en mi era solo para mí, que no lo compartía dentro del sistema. Estudié dos carreras, Bellas Artes y Diseño de Moda, haciendo un pacto conmigo misma: me iba a presentar al mundo como diseñadora de moda.

¿Por qué razón?

–Porque quería ser independiente, me interesa la psicología y el comportamiento social, cómo es una persona y cómo se expresa. Cómo es la coreografía que hacemos en el día a día, cómo es el ritual diario de vestirnos y desvestirnos, y pensé que la moda era un lugar de investigación y un lugar personal en el que podría desarrollarme profesionalmente.

Sin embargo, la moda en su obra siempre ha estado presente…

–Sí, es cierto. La moda fue un instrumento que me sirvió para sacarme de esta cueva visceral e íntima tan mía, tan personal. Porque la moda es muy social, es un gran agente catalizador social que nos hace preguntarnos quiénes somos cuando nos presentamos ante otros. Mis estudios de moda fueron muy profundos, en una escuela de Artes y Técnicas de la Moda con grandes líderes y grandes profesionales de la moda. Era una carrera muy completa que me ha llenado hasta el día de hoy.

Este mensaje sigue siendo muy contemporáneo…

–De hecho, creo que en aquella época era la única alumna de Bellas Artes que estaba interesada por la moda en aquellos años 80, y en Barcelona. En aquel momento era totalmente imposible que en Bellas Artes contara que compaginaba mi carrera con los estudios de moda a los que dedicaba la mitad de mi tiempo.

¿El arte no es un lugar abierto, tolerante, moderno por necesidad?

–Hay sectores del arte que no son abiertos en absoluto. En la moda, en cambio, ha cabido siempre todo el mundo que tenga talento, capacidad de trabajo y entrega.

Como artista nunca escondió que se interesaba por la moda. Incluso ha llegado a salir en Vogue...

–Mire lo que ha sucedido con Agustí Villaronga. Primero me llamó para hacer el vestuario de El ventre del Mar y después la dirección artística de la película. Lo que me aportó fue reconectar con mis veinte años. Antes de la película habíamos hecho el espacio escénico y el vestuario de Clitemnestra. Sin querer junto las dos historias porque de alguna manera son dos familias que comparten muchos miembros. Clitemnestra fue un viaje al futuro de Susy Gómez, pero también a su pasado. Dejas caminos abiertos, aunque no sigas andando por ellos, hasta que de repente ves que lo retomas.

Tengo la impresión de que usted este camino, que a mi me parece un paso de gigante en su evolución como artista, tarde o temprano llegaría a retomarlo…

–Sí, porque en el caso de Clitemnestra, Agustí convidó a una artista para que hiciera el trabajo escénico. No partió de la idea de un escenógrafo si no que partió de una obra mía para hacer la escenografía que nació, en su concepto, dentro del mundo del arte contemporáneo. Un mundo que es muy radical en el sentido de que el arte contemporáneo nos aboca a un espacio que normalmente es incómodo. En el arte contemporáneo el arte no es de agradar o no. En el arte contemporáneo uno ha de sentirse incómodo, no ha de entender nada. No se trata de expresarte bien o mal, se trata de expresarte, como en mi última instalación en Palma en que la propuesta era expresarse a través de la voz.

Usted da mucha importancia a la libertad y sin embargo es una persona hipercontenida…

–Mucho. Dentro de mí hay una economía de la expresión clásica. Nunca he tenido una necesidad imperiosa de exponerme, cuando era una artista emergente no hacía nada de lo que se suponía que ha de hacer. Hay un patrón interno innato que marca que si algo se puede decir con menos cosas ha de hacerse así. En mi caso lo pesado es el proceso. Quiero que una cosa bella lo sea estrictamente, como las flores, bellas pero funcionales. Sucede lo mismo en mi parte espiritual. Mi obra es muy mediterránea y creo que es por eso que Agustí me pidió a mí la dirección artística. Me di cuenta de que no me podía inventar un lugar, que había que crear imágenes desde la realidad, como he hecho siempre. Mi mirada de niña es la misma que la de hoy, esa es mi gran conquista. Creo que lo que aporté a esta película es cómo yo veía el mundo de los adultos cuando era una niña.

Todo esto lo trasladó a la dirección artística de ‘El ventre del Mar’, un éxito descomunal.

–Es un aprendizaje trabajar dentro de un gran equipo. Es curioso porque el ego lo puedes dejar en casa pero has de dirigir la parte que te corresponde, te has de hacer valer y sin embargo es una deconstrucción total del ego. Para mí ha sido muy enriquecedor ver esta gran diferencia entre el trabajar casi en soledad a trabajar dentro de un gran equipo donde te creas un iglú para poder seguir siendo tu. Cuanto más me aislaba dentro del grupo para ir hacia dentro de mí, más resonancia había del mundo exterior, y más me entendían y más los entendía. Me gustó mucho formar parte de una familia artística, me entusiasmó. Y el respeto que hay entre cada director de cada departamento.

¿Está en una nueva etapa personal y artística?

–Veo claramente hacia dónde voy y sí, pero al igual que cuando estaba embarazada de mi hija y no dije nada a nadie hasta los cinco meses de gestación para poder vivirlo conmigo misma y en soledad, y disfrutarlo. Me encantaba mucho tener ese secreto, y me sigue gustando crear y no decírselo a nadie.

¿Cómo ha vivido la muerte de su madre, tan reciente?

–Todavía no puedo responder a esta pregunta pero me gusta que me la hagas.