La mallorquina, Elena Gual frente a dos de sus obras creadas y trazadas con la técnica de espátula. | Julián Aguirre

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De niña, Elena Gual Baquera (Palma, 1994) tenía claro que quería estudiar Arquitectura y seguir los pasos de su padre en el mundo de la construcción. Apasionada, excelente estudiante y con espíritu aventurero, tras realizar sus estudios de Bachillerato Internacional en Inglaterra, decidió dedicar un año sabático a viajar, y es así como despierta su talento artístico y encuentra en la pintura su verdadera pasión. Formada en la Florence Academy of Art, de Italia, y en la de  Saint Martin, de Londres se ha convertido en una de las jóvenes artistas españolas con mayor proyección internacional en la pintura. Estos días sus cuadros se pueden apreciar en la exposición Aura, en Grove Square Gallery, en Reino Unido.

¿Cuándo se dio cuenta de que quería dedicarse a la pintura?
– Estaba haciendo el interrail con un par de amigos y fue delante de un cuadro de Van Gogh, en Amsterdam, cuando llamé a mis padres y les comenté que no quería ser arquitecta sino que quería ser pintora. Para mi sorpresa ellos me animaron a ello y me dijerzn que ya lo intuían, que solo me faltaba darme cuenta por mí misma.

Pero de pequeña se le daba bien dibujar y ya mostraba talento, ¿no?
– El arte siempre había estado en mi casa, no solo en forma de cuadros como tal sino por la luz y la armonía de las casas en las que viví con mi padre, eran todo arte. Él me influenció en la manera de apreciar la luz y las composiciones, y visitábamos    museos en nuestros viajes. De pequeña siempre me encantaba pasar las tardes entre acuarelas y acrílicos.

¿Cómo fue su año sabático?
– Tras el Bachillerato, a los 18 años, decidí coger un año sabático y viajar, con algunos ahorros y unos amigos. Aquella experiencia me ayudó mucho. Uno de los momentos más impactantes fue durante mi etapa en un orfanato de la India, donde fui a dar clases de inglés. Pasé tres días llorando. Fue un choque emocional. Durante ese año aproveché también para hacer muchas fotos, otra de mis pasiones. Mi padre me decía que le gustaban mis fotografías. Y precisamente aquellas imágenes se convierten en protagonistas de algunas de mis obras.

En un principio pinta retratos realistas. ¿Cómo llega a cambiar el pincel por la espátula?
– Después de la universidad, al haber tenido una formación clásica, mi pintura se basaba en retratos realistas al igual que paisajes un poco más basados en el impresionismo. Me di cuenta de que lo único a lo que podía aspirar era a hacer encargos de familias o personas que querían un retrato suyo, lo cual no me llenaba mucho, pero sí que me daba ingresos. Pero un día estaba en el estudio y tuve una reacción alérgica al aguarrás, y después de eso tuve que dejar de pintar a pincel. Fue un acontecimiento bastante dramático, pero cogí la espátula y con las técnicas aprendidas llegué a tener el estilo que tengo hoy en día. Supongo que todo pasa por algo.

Rostros femeninos y cuerpos de mujer... ¿Para cuándo pintar al hombre?
– Me lo han pedido (sonríe). La verdad es que fue algo orgánico, nunca meditado. Desde que era niña viajé bastante con mi padre y siempre solía ser a países en los cuales la mujer está infravalorada. Durante mi año sabático trabajé en la India y compartí bastantes historias con mujeres increíbles, al igual que en mis siguientes viajes. Me centré en la fotografía de mujeres después de encontrar mi estilo con la espátula. Creo que aún me falta mucho por decir y plasmarlo en mis lienzos.

¿Cuál es el mejor momento para ponerse a pintar?
– Soy una persona bastante madrugadora. Y en un día productivo no paro de pintar hasta que se hace de noche.

¿Qué otras aficiones llenan su vida?
– Mi mayor pasión es viajar, pero también la música y el cine. De hecho durante un tiempo estudié interpretación en Nueva York y no descarto en algún momento hacer también cine. Me gusta practicar deporte, al igual que estar en conexión con la naturaleza, disfrutar del mar y bucear.   

¿Qué ha descubierto en sus viajes?
– Soy muy afortunada ya que he estado en bastantes partes del mundo y esos recuerdos me llevan a tocar colores tan vivos como los que utilizo en mis obras.