Cristina, trabajando en la asociación Amics del Modelisme Estàtic de Mallorca. | Teresa Ayuga

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Cristina Diego, siendo una niña, se sintió fascinada por una casa de muñecas que había en casa de su abuela. Su madre le empezó a comprar recortables y ella comenzó a cultivar una afición que le ha llevado incluso a ganar dinero con ella. Nacida en Graus, un pueblo de Huesca, Cristina vivió en Jaca, el Sáhara (su padre era militar), Canarias, Barcelona y de nuevo en Canarias, donde desarrolló su labor como gobernanta en un hospital de Gran Canaria hasta que hace casi tres años se jubiló. «Mis hermanos viven aquí y había estado muchas veces en Mallorca visitándoles y me gusta mucho la Isla, así que al jubilarme me vine a Algaida, que es donde viven mis hermanas».

Separada y con una hija, «ahora me llevo estupendamente con mi expareja y mi hija vive en Londres donde trabaja para Sega», no tuvo problemas para instalarse en Mallorca. «Me encanta el campo, vivo en una caseta en un terreno de 15.000 metros cuadrados y veo la Serra de Tramuntana cada día. Un lujo. Mucho más que estar en la ciudad».

Ahora tiene todo el tiempo del mundo para desarrollar una afición en la que profundizó tras el fallecimiento de su madre, en 2001. «Mejorar en esta afición fue la forma de llevar el luto por su muerte», explica.

Intercambio

A Cristina lo que más le ha llamado la atención desde siempre han sido los paisajes, las casas y los huertos. «Antes de las redes sociales los aficionados al modelismo estático o miniaturismo nos comunicábamos y compartíamos información por Messenger. En España no hay mucha afición, pero en otros lugares como Inglaterra o Estados Unidos es increíble la afición que hay». Fue puliendo su estilo hasta alcanzar tal nivel que ha vendido creaciones suyas en Estados Unidos. «Hay una portal    que se llama Etsy donde tuve mucho éxito con mis paisajes y plantas. Lo que te dan no te da para vivir ni mucho menos, pero sí que servía para comprar más materiales y herramientas». Sin embargo, desde que está en Mallorca, ha abandonado este mercado. «En Canarias estaba bien porque no tenía    problemas conAduanas, pero no sé cómo estará el envío de las piezas desde Mallorca».

Salvo por la mañana –odia madrugar–, le gusta trabajar en sus piezas a cualquier hora del día, pero mejor cuando más tarde es. «Me pongo música en mi Alexa y empiezo. Lo más rollo es hacer el boceto, pero luego cuando la figura va surgiendo, es hasta emocionante». Cristina comenzó a realizar sus recreaciones    en aglomerado de madera, pero después lo cambió por el cartón pluma. «Y para las frutas, por ejemplo, hay una arcilla polimérica que es como una plastilina, y cuando la metes en el horno se queda dura, como si fuera una cerámica».

Cristina también colaboró en otro grupo de Estados Unidos, CDHN. «Su fundadora sufrió un cáncer del que acabó muriendo y    algunos de los miembros vendimos nuestras figuras y otras cosas para ayudarle a pagar el tratamiento, porque ya se sabe que la salud en Estados Unidos no es muy pública», critica.

En parte, Cristina ha vuelto al modelismo estático tras contactar con la asociación Amics del Modelisme Estàtic de Mallorca. «Casi todos los socios son hombres y les gusta el modelismo de aviones y barcos de guerra sobre todo, pero como también les gustan mucho las escenografías o dioramas, pues estoy aprendiendo muchísimo de ellos. También algunas veces les tengo que llamar al orden porque ya se sabe cómo se comporta un grupo de hombres cuando están juntos»,  comenta entre risas.