Alberto García, este miércoles en la plaza de toros de Inca. | M. À. Cañellas

TW
13

Alberto García (Teruel, 1985) es el responsable máximo de que esta temporada haya un festejo taurino en Mallorca, presumiblemente el único. El viernes se celebrará en la plaza de toros de Inca un festival en el que el Club Elsa recibirá un donativo.

¿Qué ofrece este viernes en Inca?
— Un festival con un cartel muy rematado y unas reses de primer orden como son la de El Torreón, con un pelaje muy variado. El aficionado que acuda el viernes a la plaza de toros de Inca verá a grandes figuras como El Cordobés, Javier Conde o Cayetano, junto al torero del momento como es Emilio de Justo, el diestro revelación en Francia, ‘El Rafi’, y el novillero del que todo el mundo habla, Marcos Linares. Además, habrá total seguridad. En los más de 300 festejos celebrados hasta la fecha tras la aparición de la COVID no es que no haya habido algún brote, es que no se ha detectado ni un contagio. Todo ello hará que se registre un gran ambiente que dará a Mallorca libertad taurinamente hablando.

¿Será el único festejo este año en Mallorca?
— Sí, porque aunque se hablaba de una o incluso dos corridas de toros en Palma, las limitaciones de aforo hacen que sea inviable económicamente.

¿Por qué un festival y no una corrida de toros en Inca?
— Nuestra primera idea era organizar una corrida de toros, pero ante esa reducción de aforo no era viable. A cambio nos hemos decidido por un festival con precios ajustados.

Las entradas están entre 40 y 110 euros. ¿Seguro que son precios ajustados y acordes a un festival taurino?
— Sí lo son si tenemos en cuenta la limitación de aforo (2.500 personas) y los elevados costes de traer una corrida a Mallorca. Todo se multiplica por tres o por cuatro. Sólo en billetes y hoteles el coste es de 20.000 euros.

¿20.000 euros? ¿No es demasiado?
— No. Tenga en cuenta que viene mucha gente. Sólo de nuestro equipo y las cuadrillas viajan unas 80 personas.

¿Se plantearon contratar ganadería brava de Mallorca?
— El problema es que para una novillada con picadores donde hay figuras del toreo, éstas exigen una ganadería de las contrastadas, que toreen habitualmente y que se encuentren en un buen momento. Todo ello sin desmerecer a los ganaderos de la tierra, cuyas reses servirían para un festejo sin picadores.

Por cierto, primero se anunciaron novillos de Enrique Ponce, luego de César Rincón y finalmente de El Torreón.
— No tiene nada que ver que Ponce se cayera del cartel para cambiar las reses. Nosotros hacemos un seguimiento de los novillos y vimos que tanto ésas como las de César Rincón iban a llegar muy justas tras un viaje muy largo y nos decidimos por las de El Torreón.

Lo más seguro es que se produzca una concentración de antitaurinos. ¿Qué le parecen estas manifestaciones?
— Todo el mundo es libre de manifestarse, pero de acuerdo con la ley. Y la ley dice que se pueden concentrar pero a 500 metros como mínimo de la plaza de toros. Y del mismo modo que está el derecho a manifestarse, está el derecho a asistir a un espectáculo totalmente legal, que es parte de la cultura de España.

Su empresa lleva 12 años en este mundo. ¿Qué balance hace?
— Muy positivo a pesar de todas las dificultades. Aun con la pandemia, hemos crecido cada año y hemos firmado plazas nuevas. La de Inca nos hace mucha ilusión por las circunstancias taurinas que hay en Balears. Creemos que puede ser la primera piedra de un proyecto muy bonito en Inca y quizás en otras plazas de la Isla, aunque eso sería ya el año que viene.

¿Es optimista de cara al futuro del mundo de los toros?
— Sí, totalmente. Este espectáculo ha sufrido vaivenes a lo largo de la historia y lo han querido prohibir en diversas ocasiones.

Por curiosidad, ¿alguna vez se ha puesto delante de un animal bravo?
— Fui recortador profesional hasta los 23 años y sé el miedo que se pasa delante de un toro, aunque nunca he cogido ni un capote ni una muleta. Tengo demasiado respeto por esa profesión.

¿Su cartel soñado?
— Morante de la Puebla, José Tomás, que ojalá vuelva pronto a los ruedos, y Emilio de Justo con toros de Núñez del Cuvillo o Victoriano del Río en una plaza de Mallorca.