Sean (izquierda) y Danny Hogan, ante el establecimiento que abrieron en 1996. | Jaume Morey

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Dos hermanos irlandeses de la zona de Galway recorrían España a mediados de los años 90 buscando una ciudad y un lugar donde establecer un bar irlandés con ‘licencia’ Guinness en el que invertir el dinero logrado tras la venta de un pub y discoteca en su país. Les gustaba San Sebastián, pero el tiempo les recordaba demasiado a su tierra natal, y cuando conocieron Palma ya lo tenían claro: el Mediterráneo les había conquistado.

«Miramos locales en el casco antiguo y también en Portopí, pero al final nos decidimos por éste», explica Danny Hogan, el menor de los hermanos.

Su afán de convertir el bar situado en la calle Monseñor Palmer en un trocito de Irlanda fue tal que las maderas se trajeron de su país y toda la decoración es genuina. De esa forma, el bar se convirtió en el quinto oficial Guinness de toda España. En la actualidad existen más de 200.

Las dos plantas del local donde la madera lo inunda todo; suelos, escalera, barra... han albergado desde 1996 multitud de noches inolvidables para sus clientes. Además de la cerveza, el producto estrella del bar, la buena música ha sido siempre otra de sus bazas. «Siempre nos ha gustado tener música en directo un día a la semana, que solía ser los miércoles. Durante todo este tiempo han pasado por el Hogan’s multitud de bandas y estilos que han ofrecido sobre todo música celta y rock, mucho rock. Pero los tiempos han ido cambiando y también hemos tenido un disc-jockey para tener una música más variada que guste a una mayor cantidad de gente», dice Sean.

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En 2007, los hermanos Hogan decidieron darle un giro al negocio y junto a la buena cerveza y la música añadieron la posibilidad de ver los mejores acontecimientos deportivos del momento al tiempo que se disfruta de una suculenta hamburguesa con la mejor carne Angus, unas alitas de pollo que se deshacen en la boca o unos sabrosos nachos como el mejor aperitivo. Con los vaivenes propios de un negocio tan cambiante como es un bar, el Hogan’s se ha convertido en un clásico de la noche de Ciutat. «El cliente de casa es fundamental, ya sea el palmesano o el del personal que trabaja en los astilleros y que suele ser de diversos países. Pero también trabajamos con turistas, claro. Para nosotros son muy importantes».

El Hogan’s ha permanecido cerrado en total unos nueve meses de los quince que llevamos de pandemia. «Está siendo difícil, pero somos optimistas», aseguran los hermanos.

Las hamburguesas del Hogan’s, 100 % de la mejor carne Angus.