De pie, Elise Van Middelem, fundadora de la cooperativa Sugi, que ha financiado la primera ‘miniselva’ realizada en España gracias a 12 voluntarios que implementaron el método Miyawaki en un terreno de la finca Sa Qenti y consiguieron plantar más de 20 especies, con un total de 800 árboles en 170m2. A la izquierda, Alix Dupupet, directora de marketing del sur de Europa de Breitling, y Ludovic Flandin. | M. À. Cañellas

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Era un evento organizado por Breitling, pero no se presentaba ningún reloj; asistieron cocineros de renombre, pero tampoco cocinaron. Y es que el protagonista del evento celebrado ayer por la mañana era la sostenibilidad. El lugar donde se celebró este acto fue la finca Sa Qenti, propiedad de Ludovic Flandin. Qenti en quechua significa colibrí y este pajarillo hace su pequeña parte dentro de la naturaleza. Sus acciones individuales pueden parecer nimias, pero como parte de un movimiento global, tendrá consecuencias asombrosas. Y el objetivo de esta asociación es crear un lugar de diversidad y abundancia para los humanos y la naturaleza «donde recuperamos la cultura mediterránea frente a estilos de vida globalizados y técnicas agrícolas destructivas», según explica Flandin.

Hasta el momento, en Sa Quenti, ubicada en Llucmajor, se está trabajando en una miniselva siguiendo el método Miyawaki, gracias al cual plantaciones que normalmente tardarían 100 años en alcanzar su esplendor, lo hacen en apenas 10 años. Las claves son conseguir una diversidad que permite alcanzar cuatro niveles de vegetación con una densidad de 3 a 5 plantas por metro cuadrado. La miniselva, de 170 metros cuadrado de extensión, cuenta con 800 plantas y más de una veintena de especies locales. «Para finales de este año contamos con otro proyecto en Cas Concos», explicó Flandin, que se apoya en la cooperativa Sugi, creada por Elise Van Middelem, quien solicitó colaboraciones económicas para desarrollar sus proyectos alrededor del mundo.

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Quique Dacosta (izquierda) y Mario Sandoval, escuchan a de Castro.

Quique Dacosta, Macarena de Castro y Mario Sandoval son los cocineros de la marca de relojes, que apoyan todos los actos que tienen la sostenibilidad como emblema.

Como ejemplo se mostró a los asistentes un modelo de la marca cuya correa está realizada con redes de pesca recogidas del mar. De Castro recordó que suele montar en sa Pobla un ‘comité de sabios’ formado por agricultores y ganaderos de la Isla donde comparten experiencias. Sandoval destacó que, desde que hace dos años sus compañeros y él empezaron a formar parte del equipo de Breitling, «tenemos más conciencia medioambiental e intentamos devolver a la tierra lo que la tierra nos da». Por su parte, Dacosta abogó por el «concepto de protesta en la cocina, como existe en el arte o en otros diseños».

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Ludovic Flndin, junto a la ‘miniselva’.