Tras una breve lección sobre la Santa Inquisición, el grupo emprendió la marcha por la Costa de la Inquisició.

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Las calles de Palma albergan mitos que danzan entre la historia y la ficción: malévolos condes, temibles capitanes o trágicos romances dejaron su huella en Ciutat y todavía hoy se les sigue la pista. Pekes Mallorca organizó este fin de semana Por i Mopis, una ruta guiada donde los más pequeños pudieron sumergirse en el legendario de Palma: «Los niños deben conocer las leyendas de su ciudad y mantener el contacto con la tradición oral, que tantas historias nos ha dejado», explicó Pere Sancho, el guía turístico que dirige la ruta.

Con el pretexto de cazar mòpies, unos singulares seres que se esconden en la espesura del follaje, el grupo emprendió la marcha desde la Plaça Major, donde los niños recibieron una breve lección sobre la Santa Inquisición, «un grupo que, si os veía jugar a Fornite o Minecraft, os mataba o torturaba», les explicó el guía. Tras descender la Costa de la Inquisició alcanzaron la Plaça des Mercat, donde descubrieron la leyenda de la Pedra de la Beata; más adelante, en el Passeig del Born, conocieron las peripecias del capitán Antoni Barceló Martorell, así como el origen del Cap des Moro. Más adelante, realizaron una parada frente a Ca’n Formiguera, hogar de Ramon Burgues-Safortesa Pacs-Fuster de Vilallonga i Nét, segundo conde de Santa Maria de Formiguera, popularmente conocido como el Comte Mal, que, en su eterna condena, se dice que todavía vaga por el Galatzó. Tras visitar la casa del jutge Berga y la Seu, la ruta llegó a su fin.

Los jóvenes no lograron dar caza a ninguna mòpia pero volvieron a casa conociendo mejor su ciudad y agradeciendo al cielo que, de vuelta a casa, ningún inquisidor les prohíba jugar a sus videojuegos preferidos.