En el trampolín, Lucía Morán, Isabel Torres y Olga de la Vega (sentada). De pie, Nerea Elisa Da Encarnaçao Arias, Andrea Muñoz y Natalia López de Armentia. | Teresa Ayuga

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Existe casi el mismo número de mujeres que de hombres que cursan estudios de Formación Profesional en Baleares. Pero de los 188 estudiantes que componen el alumnado de la Escola Nàuticopesquera de Palma, únicamente ocho son mujeres.

Cinco de ellas están preparándose en el grado medio de Máquina y tres en el grado superior de Puente. Tanto estos como el resto de títulos que otorga el centro, están asociados a profesiones reguladas por la dirección general de la Marina mercante, aunque la escuela depende de la Conselleria d’Educació.

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El profesor Javier Carbajosa con Lucía, Nerea Elisa, Andrea e Isabel en uno de los talleres.

Tras los dos años de estudios, el alumno recibe un título académico, pero para pode trabajar se necesita el título profesional, y éste se logra tras unas prácticas de 1.000 horas en una embarcación y aprobar la prueba de idoneidad, que convocan las capitanías marítimas. Y es que se trata de una de las formaciones profesionales más exigentes y vocacionales.

Andrea Spataru, de 26 años, va a empezar en breve las prácticas en el ferry que cubre la ruta Eivissa-Formentera y ya ha estado 15 días en el Rafael Verdera. Comenzó a estudiar ingeniería náutica en La Coruña y pensó en seguir la carrera en Barcelona, pero al final se decidió por venir a Mallorca y cursar el grado superior en Transporte Marítimo y Pesca de Altura. «Lo que más me apetece es durante unos años conocer mundo a bordo de un barco y después asentarme ya en un lugar como Eivissa, que es donde actualmente vivo». Además, ella no descarta retomar los libros y sacarse el título de capitana de marina mercante. «Puede parecer que es una carrera mucho más difícil que la FP, pero no hay tanta diferencia. En la carrera tienes más tiempo y en la FP todo está más concentrado», señala.

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Olga señala la pantalla ante la mirada de Natalia en el espectacular simulador con el que cuentan los estudiantes de grado superior de Puente, desde el que pueden manejar diversas embarcaciones atracadas en el Port de Palma y realizar las complicadas maniobras de salida y llegada.

Experiencia

Otra compañera suya, Laura Juan, desembarcará este sábado tras haber hecho durante quince días la ruta Palma-Barcelona en el buque de Trasmediterránea. Durante ese tiempo no ha abandonado la embarcación en ningún momento. «Lo mejor de las prácticas es conocer a gente de muchas nacionalidades y diferentes culturas. Es un trabajo que nunca se vuelve rutinario, ya que cada día surgen cosas nuevas. También te ayuda a crecer personalmente el estar embarcada, ya que aunque estés rodeada de gente estas sola, y si tienes un problema lo tienes que afrontar», explica. Laura tiene un camarote para ella sola con un baño. Su horario es de 8 a 12 y de 16 a 20 horas. «Cuando estoy en el puerto, como hay cobertura, hago vídeollamadas con familiares y amigos y me entretengo con el ordenador, y por las noches procuro dormir todo lo que pueda».

Las otras seis compañeras aún no han tenido la oportunidad de realizar las prácticas. Algunas las harán dentro de pocos días pero otras aún están en el primer curso. Olga De la Vega y Natalia López de Armentia están en primero de grado superior de Puente. «Mi jefe me sugirió que hiciera estos estudios», comenta Natalia, que trabaja en un centro de buceo y a sus 28 años es la ‘veterana’ de las estudiantes –el resto tienen entre 18 y 21 años–. Andrea Muñoz e Isabel Torres están en segundo de grado medio de Máquinas. «Siempre me ha gustado el tema del mar. Tengo una tía capitana en Eivissa y en cuanto supe que existía esta escuela me apunté», comenta Isabel. Las ‘benjaminas’ de esta formación profesional centrada en la maquinaria son Nerea Elisa Da Encarnaçao Arias y Lucía Morán. Todas ellas coinciden en que el nivel de matemáticas es muy alto y también el inglés es una de las asignaturas que conviene dominar. Desde el departamento de orientación, que dirige Aina Verdera, se están esforzando para que más mujeres se interesen por el mundo náutico.

Andrea Spataru, durante sus prácticas en el mítico ‘Rafael Verdera’.

Un centro de enseñanza con más de dos siglos de historia junto al mar

Los inicios del centro datan del año 1802. Durante este largo periodo la titularidad del centro ha ido cambiando. Los gestores han sido el Instituto Social de la Marina y anteriormente la Cámara de Comercio Industria y Navegación de Mallorca y Eivissa. A lo largo de estos años el centro ha ido cambiando de denominación y de domicilio. Como centro integrado de formación profesional (CIFP) imparten las ofertas formativas referidas al Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales que conducen a la obtención de títulos de formación profesional y certificados de profesionalidad.

La escuela se encuentra ubicada en la calle Dique del Oeste, casi frente al Museo Militar de San Carlos. Cuenta con unas vistas privilegiadas al mar, pero este hecho también ha supuesto que el edificio presente en la fachada unas deficiencias producto de un trabajo de pintura no del todo bien realizado. De hecho, en los días de fuerte temporal, el mar golpea sobre las paredes y es más que aconsejable que profesores y alumnos no aparquen en las inmediaciones para evitar disgustos.

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Artículos históricos relacionados con la escuela.